Si el mes de octubre se ha despedido con precipitaciones, los primeros días de noviembre estarán marcados por el frío. Durante la segunda mitad de esta semana una vaguada polar afectará a la Península y Baleares haciendo que las temperaturas se desplomen, registrando entre cinco y diez grados por debajo de los registros habituales. Por tanto, esta masa de aire frío dejará las primeras heladas y nevadas.
Este es el motivo por el que tenemos que tener a punto la calefacción, ya que es posible que, durante la primavera y el verano se hayan formado bolsas de aire en el interior del sistema haciendo que disminuya de forma importante su rendimiento. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) da una serie de consejos para purgar los radiadores, que se suele realizar antes de que venga el frío.
Pasos a seguir para purgar los radiadores de calefacción
- El síntoma clave de que la instalación necesita un purgado es que se escuchen ruidos extraños en el sistema. La mejor forma para comprobarlo es si, al tocar al radiador, la parte superior está más fría que la interior porque el aire tiende a subir.
- Tras identificar el problema, se procede al purgado. Eso sí, importante tener la calefacción apagada. El circuito debe estar parado para que la bomba de la caldera no mueva el circuito de agua y el aire acumulado. Al no haber movimiento, el aire se queda en la parte alta del radiador al pesar menos, con lo que facilita su purgado.
- A continuación, se debe cerrar la llave de paso del radiador que se vaya a purgar. Es conveniente empezar por el que esté más cerca de la caldera para seguir el flujo del agua.
- Con una llave inglesa o un destornillador, se ha de girar la válvula de purgado que se encuentra en la parte superior del radiador hasta que comience a salir agua a través de ella. Coloca un pequeño recipiente para recoger todo el agua que salga.
- Repite este proceso en cada radiador.
- Una vez que se ha terminado el purgado de todos los radiadores, se ha de revisar la presión del agua de la caldera, que normalmente debe estar entre 1 y 1,5 bares. El manómetro está situado en la parte inferior de la caldera y suele tener una zona verde, que es donde debe colocarse la aguja.