Imaginemos que tienes un fin de semana para huir de todo y de todos. Imaginemos que, más que nunca, tienes sed de lugares bonitos y aire puro. Imaginemos que te gusta que te cuenten historias, que eres un apasionado de la cultura y las culturas y que perderte zigzagueando por callejuelas de otra época es tu más preciado hobby…
Si puedes imaginarte todo eso, tu destino es Tanzona, uno de esos rincones bonitos de verdad, a los pies del Moncayo. Te ayudamos a trazar tu ruta básica recorriendo todos esos lugares por los que paseó Bécquer en el siglo XIX, como plasmó en sus cartas "Desde mi Celda": 6 + 1 visitas imprescindibles que te descubrirán tesoros muy singulares y te harán viajar a otras épocas y sumergirte en las tres culturas que convivieron en este lugar.
1. Plaza de España y fachada del Ayuntamiento
La Plaza del Mercado, actual Plaza de España, era uno de los lugares preferidos de Bécquer en sus paseos por Tarazona. Siempre animada, con la algarabía característica de los vendedores y los pintorescos puestos en los soportales, comentaba en su carta V "Desde mi Celda", publicada en el periódico "El Contemporáneo" de Madrid en 1834. También en ella hablaba de la grandiosidad de la fachada del Ayuntamiento, recreándose en los detalles escultóricos de su friso, de gran belleza y originalidad. Y no es de extrañar que le fascinara.

Empezando por la llegada del tren y la energía eléctrica, que en el siglo XVIII afectaron frontalmente al sistema productivo y económico de Tarazona, a su sociedad y su urbanismo. Es la época en la que grandes empresarios y emprendedores convirtieron a Tarazona en referente industrial nacional, en sectores como el textil y los fósforos. Fama mundial alcanzaron, por ejemplo, las cerillas que se fabricaban en "La Catedral del fósforo", que es como se conocía a la fábrica de fósforos del Carmen y que se exportaban a Cuba o Alemania.
Si hablamos de industria textil es hacerlo de una de las más longevas de la ciudad y en la que varias generaciones de turiasonenses trabajaron hasta hace pocas décadas, destacando el apellido Gutiérrez. Esta familia llegó a Tarazona en 1890 y a partir de entonces fundaron "Textil Tarazona" y "Cipriano Gutiérrez Tapia", dos casas míticas en lo suyo.
Otros sectores destacados fueron el alimenticio (en Tarazona existía un trujal de aceite, tres harineras, una fábrica de chocolate o la fábrica de fideos y pastas finas para sopa), la industria química (contaba con una importante fábrica de papel, la fábrica de Aceites de Orujo, lejía y jabonería), las artes gráficas y el sector de la construcción, con una importante tejería.