Casas Reales

Ya hemos leído el libro de Alonso Guerrero sobre su ex mujer Letizia Ortiz

Dice el que fuera primer marido de doña Letizia que una vez le tentaron con 300.000 euros por contar cosas de su relación de diez años con ella pero que dijo que no. También afirma que la Casa Real nunca le ha ofrecido dinero por su silencio. No hay por qué ser descreídos pero no cabe duda de que si lo hubieran hecho tampoco iba a decirlo. En cualquier caso, no hay pruebas de una cosa ni otra. Y lo que tenemos delante es la presentación de una novela que aprovecha el morbo para promocionarse.

El ex marido de la Reina ha ejercido el 'efecto llamada' sobre la prensa que tanto le agobió anunciando en la promoción de su novela que la obra está inspirada en sus vivencias personales con Letizia Ortiz y en concreto en cómo cambió su vida anónima de profesor de instituto cuando se conoció el compromiso de la periodista con Felipe de Borbón, así como su condición de divorciada y con ello la identidad de su primer esposo.

El autor no dispara de frente contra el jefe del Estado, al que califica de "buena persona". Eso dice del actual marido de la que fuera su esposa. Tampoco ataca a su ex, pero se declara republicano y concede sus exclusivas y su pluma precisamente al mismo medio al que su amante alumna calificó como "mierda", aunque la señora de Borbón utilizó el francés, capaz de afinar palabras tan jabonosas como bidé. Letizia, recordemos, recurrió a ese sustantivo adjetivado contra el suplemento de El Mundo en el que ahora escribe su exmarido. Fue en un mensaje enviado a su amigo Javier López Madrid, compañero de yoga de la asturiana que fue bautizado por ella misma como "Compiyogui".

Alonso Guerrero no usa el francés en el artículo que firma en el suplemento rosa de El Mundo pero sí recurre al J'accuse, 'Yo acuso', para titular, como la célebre carta de Émile Zola al presidente de Francia. Por desgracia, la elocuencia del profesor extremeño que sedujo a la estudiante Letizia no es comparable a la del escritor y periodista galo. De todo lo publicado, lo mejor es la imagen de la joven periodista abrazando a su marido que ilustra la portada del suplemento del periódico.

Aquella fotografía que ahora todos piratean sin preguntarse de dónde ha salido fue publicada por primera vez en la revista Qué Me Dices el 1 de noviembre de 2.003 (fecha de portada 8 de noviembre), es decir, horas después de que fuera oficial el compromiso de Felipe de Borbón con la asturiana de la que se había enamorado perdidamente después de superar, creemos, lo de Eva Sannum.

Ese mismo día de Todos los Santos, (1 de noviembre de 2.003), el semanario informaba a España entera de que la nueva novia oficial del hijo de don Juan Carlos había estado casada un año con el profesor de Literatura, así como que Alonso Guerrero había rehecho ya su vida con otra mujer. Por entonces, la imagen y el titular eran tan impactantes que María Teresa Campos, en su programa matinal de Telecinco, no se atrevía a mostrarla a la cámara, aunque la tenía encima de su mesa, junto al resto de las revistas del corazón, que simplemente informaban del compromiso oficial de la presentadora del telediario y el bisnieto de Alfonso XIII. La madre de Terelu, que miraba de reojo la portada, podría haber contado lo del divorcio, o mostrar al ex marido pero no lo hizo, y no fue porque los súbditos del entonces Rey Juan Carlos no tuvieran interés en verle la cara al hombre que había seducido a la futura reina cuando era una adolescente. La revista batió su récord de ventas y agotó varias ediciones. 

El titular por entonces era brutal porque, hace 15 años, España y la mayoría de los medios 'generalistas' estaban aún sometidos al halo de autocensura en todo lo relacionado con la Casa Real: "Todo sobre el anterior matrimonio de nuestra futura reina", rezaba, tal y como demuestra la portada que recuperamos. 

Pocos los saben, pero aquella imagen que aún, década y media después, sigue llenando portadas y artículos, está tomada de espaldas al mar Cantábrico, en la valla de la playa de San Lorenzo, en Gijón. Letizia y su pareja no estaban casados y habían visitado la querida y siempre apetecible tierra asturiana en un viaje de novietes (no luna de miel) donde tuvieron tiempo de impregnar sus deseos de juventud con las raíces mismas de la guapa ovetense.

Han pasado más de 20 años de aquella imagen y ahora Alonso Guerrero ejerce su derecho como escritor y como persona para lanzar una novela cuyas posibilidades de venta se parapetan tras el morbo, sin discusión alguna. El propio autor y sus editores aprovechan con legítima oportunidad la identidad de Alonso Guerrero para armar una estrategia de lanzamiento de El amor de Penny Robinson basada en el hecho de que el ex marido de la Reina habla a la prensa.

El problema es que una vez leídas las 203 páginas del invento, todo es un bluf. Desde los primeros compases, donde parece que va a contar algo interesante, hasta que en la última línea de la última página escribe esto: "¿No es este tipo el exmarido de la princesa?". 

Informalia ha podido leer el  El amor de Penny Robinson, el libro con tintes autobiográficos firmado por Alonso Guerrero. El autor advierte ya en la introducción: "Sólo un idiota cree que puede escribir la verdad sobre sí mismo", una frase de Eric Ambler,  escritor británico de novela negra y espionaje.  La advertencia de esta frase se cumple a lo largo de las 203 páginas del relato. La mayor parte de la novela trata de la persecución que padece un escritor poco conocido y de escaso éxito profesional, por parte de una prensa sin escrúpulos, cuando su primera esposa se casa con el futuro rey de España. 

Muchos adjetivos, mucha cultura literaria, prosa barroca y llena de referencias a grandes escritores como Proust o John Le Carré, para denunciar que es víctima de la carroña amarilla  que puebla los platós, gentuza capaz de perseguir su intimidad, robarle correspondencia del buzón del portal, de inventarse que es drogadicto, acosador, de que no trata a su padre, un modesto obrero extremeño y de perseguirle en su escapada de hoteles de poca monta, hostales del centro de Madrid, de agobiar a su mujer e hijo, de los que tiene que alejarse para evitar que también sean víctimas.

Ni una sola referencia a la mujer con la que compartió diez años de su vida. Ni siquiera la menciona con un nombre cualquiera. Sólo hay un rasgo de humor cuando el protagonista, que se llama realmente Alonso Guerrero, desvela que la clave de su ordenador es Viva la República.

Penny Robinson sólo es una niña de fantasía, el personaje de  un relato americano que Guerrero y su mejor amigo seguían desde niños. La inmunda tropa  periodística la convierte después en el amor secreto de juventud del autor y hasta se traen de Estados Unidos a una Penny cualquiera para llenar el Sálvame Deluxe de turno.

Alonso Guerrero tiene la misma opinión que su ex mujer Letizia de esa prensa que le hizo la vida imposible en los primeros tiempos en que se supo de su existencia. No nos extrañaría que Guerrero le haya enviado a la reina un ejemplar de su libro o un mensaje tranquilizador para demostrarle que sigue siendo el caballero que ha guardado silencio durante estos últimos años.

La última parte de la novela es más ágil, más entretenida, más audaz. En su huida de los papparazzi, el escritor se tropieza con una modelo sin trabajo y medio alcohólica con la que mantiene una noche de pasión, ya que sigue alejado temporalmente de su esposa y de su hijo. El editor, que nunca había querido publicar sus cinco novelas anteriores, le pide ahora que cuente su vida, en vista de que toda la prensa rosa, amarilla y los programas, hablan de él continuamente y se ha convertido en personaje. Alonso Guerrero accede pero todos sabemos que no hablará de lo que todos quieren conocer.

En un confuso accidente de tráfico que sufre con la modelo, del que no está claro si a los dos les cuesta  la vida, oye en su inconsciencia a través de la ventanilla,  unas últimas palabras: "¿No es este el tipo el ex marido de la princesa?". 

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