El príncipe de Dinamarca ha fallecido en la noche de este martes a los 83 años tras varias semanas ingresado en el hospital del Reino de Copenhague y después de abandonar el centro médico para pasar los "últimos días" en su vivienda, el castillo de Fredensborg, donde ha muerto rodeado de su mujer, Margarita II de Dinamarca, y sus hijos.
"Su alteza real, el príncipe Enrique, murió el martes 13 de febrero a las 23.18 (hora local) en el castillo de Fredensborg", ha desvelado la Casa Real danesa a través de un comunicado, meses después de anunciar que el príncipe sufría demencia, lo que le obligó a alejarse de la vida pública.
A finales del pasado mes de enero, durante un viaje a Egipto, Enrique fue hospitalizado por "su estado de salud en general", según desveló un amigo cercano, Enan Galaly. El príncipe fue trasladado a Dinamarca y, días después, ha llegado el fatal desenlace.
Nacido en Francia, en la cuna de una familia de condes, Henri de Laborde de Monpezat, nombre previo a su matrimonio con Margarita, pasó su infancia en Vietnam, lugar en el que su padre tenía negocios. Desde joven fue un apasionado del arte, disciplina que estudió en Hanoi, Hong Kong y en su Soborna natal.
Años después se trasladó a Londres, donde su vida daría un vuelco de 180 grados al conocer a la reina Margarita, que se quedó prendada de él. Ambos contrajeron matrimonio el 10 de junio de 1967. Enrique pasó de ser secretario en la embajada francesa a aceptar el papel de consorte, un título que siempre le persiguió.
Y es que su relación con la Reina de Dinamarca ha estado marcada por las numerosas crisis sentimentales que han sufrido, provocadas en buena medida por la ambición de Enrique de convertirse en rey. Por desgracia para él, no pudo conseguir su objetivo, lo que le llevó a arremeter contra su esposa en los medios daneses: "Hoy, a la mujer de un rey se le da el título de reina, pero el marido de una reina no se le convierte en rey al casarse", se quejó en 2005 después de ser nombrado príncipe consorte.
El enfado de Enrique era tal que no asistió al 75 cumpleaños de su mujer, Margarita II de Dinamarca. Aunque en un principio la Casa Real desveló que sufría una grave gripe, días más tarde salieron a la luz unas imágenes en las que se le veía disfrutando sus vacaciones en Venecia. El consorte, entonces, explicó que había viajado para recuperarse de su enfermedad.
Ya el pasado verano, en un desplante más hacia su mujer, Enrique se negó a ser enterrado junto a su esposa en la catedral de Roskilde, el lugar donde descansan los reyes daneses. Él justificó su negativa alegando que no tenía título de soberano como su esposa.
"La Reina me toma por tonto. No me he casado con la reina para ser enterrado en Roskilde. Mi mujer ha decidido que quiere ser reina y eso me alegra (...) Si ella quiere que me sepulten a su lado, tiene que nombrarme rey consorte, eso es todo", declaró en una entrevista exclusiva con la revista Se og Hør.
La Casa Real danesa contestó a estas declaraciones asegurando que el príncipe consorte sufría demencia. Desde entonces, Enrique se retiró de la vida pública y, meses después, ha fallecido rodeado por su familia en Fredensborg. Ahora será despedido con un multitudinario funeral de Estado en el que estarán los rostros más importantes de la monarquía europea, entre los que se encontrarán los Reyes eméritos, que guardan parentesco con Margarita II.