En lo que va de verano y se diga lo que se diga, la mejor amante del Rey Juan Carlos es la Semana Grande donostiarra. Acompañado por su hija, Elena y sus nietos, Froilán y Victoria Federica, y dispuesto a sacrificar su línea a pos de la mejor oferta gastronómica, el Emérito se deja llevar y goza con la comida tanto o más que como con lo toros.
El martes 15 de agosto, día de la Virgen, fueron el Rey y su hija y sus nietos Marichalar a almorzar juntos al restaurante Rekondo, el clásico del Monte Igueldo, donde les esperaba un menú compuesto por ensalada de la huerta, carpaccio de carabineros y guacamole como entrante, txangurro al horno, chipirones en su tinta y merluza de pincho en salsa verde de segundo y chuletón de buey. Pero la estrella del almuerzo fueron los vinos que se sirvieron. El propietario de Rekondo, Txomin, tiró la casa por la ventana y de su prestigiosa y conocida bodega sacó lo mejor para agasajar a Don Juan Carlos y familia.
Antes, el dueño de Rekondo les llevó a visitar la cava, donde tuvo lugar una cata donde se sirvieron un marqués de Riscal del 38, un Viña Real del 64 y un Prado Enea de Muga a los que se añadió un Imperial Magnum del 2009. Para que no faltara. Y luego se fueron a los toros. Que no se diga que a sus 79 años el Rey tiene problemas digestivos.
En la inagen de Instagram, de izquierda a derecha: Lourdes Rekondo, hija de Txomin (a su lado), propietario del restaurante Rekondo; el Rey Don Juan Carlos, Iñaki Arrieta, chef del local, y la Infanta Elena.