Un griego afirma que doña Sofía viaja a Atenas porque "cada dos por tres" visita Kranidi, donde "debe tener un novio o algo", asegura el heleno. La historia la cuenta nada menos que Jorge Javier Vázquez pero todo tiene su explicación.
Si bien los numerosos y aireados romances de don Juan Carlos ya no sorprenden a casi nadie, el solo hecho de relacionar a la reina emérita con un hombre puede poner los pelos de punta a los mentideros de la piel de toro, y más en este momento tonto del estío en el que hasta Rajoy cambia la americana por un niki y el plasma por una caminata.
Ni Corinna ni Bárbara Rey ni Cristina Macaya ni Marta Gayá, ni todas juntas podrían generar ahora la mitad de revuelo que provocaría un posible romance extra matrimonial de la madre del jefe del Estado. Y todo porque doña Sofía, a sus 78 años, no ha dado jamás un titular fuera de lo estrictamente ortodoxo, y no lo decimos por la religión que abrazó cuando llegó al mundo en el palacio de Tatoi, cerca de Atenas, allá por 1938, y recibió el nombre de Sofía Margarita Victoria Federica.
Pero mientras la emérita sienta este verano a desayunar en Marivent a su hijo, su nuera (por poco tiempo) y sus nietos, llega a los medios de la mano del presentador de Sálvame una historia que tiene trampa pero que acaba bien, de moro fraternal, se podría decir. Por cierto que el Rey emérito, que sí ha hecho durante décadas turismo interior y exterior con amigas especiales de distinto plumaje y oficio, navega por libre en aguas gallegas, donde prosigue su jubilación dorada.
Don Juan Carlos se encuentra en Sanxenxo y participa en las regatas que llevan su nombre. Allí, el alcalde le agasaja con homenajes, y gallegos y gallegas ilustres, como Ana Pastor, presidenta del Congreso, hacen las palmas porque el emérito visite la maravillosa terra galega. Atrás quedan para él la familia, Mallorca, los arroces en el Flanagan de su amigo Miguel Arias, las siestas mediterráneas, las Macaya y las Gayás.
El año pasado, don Juan Carlos visitó además de Galicia otros muchos lugares, como San Sebastián, donde acudió a los toros con su hija Elena y sus nietos marichalares, Saint Tropez y la costa Oeste de Estados Unidos.
Pero la Reina Madre permanece fiel a Mallorca y a la familia. Y sin embargo, hay un griego que se encuentra con Jorge Javier Vázquez y la coloca un novio griego. La realidad es que va a visitar a su hermano Constantino, que tiene una casa en Porto Heli, a pocos minutos de Kranidi. Por eso lo de que todo acababa de manera fraternal. Más de uno se hubiera alegrado de que doña Sofía devolviera al Rey lo que es del Rey, pero de momento en esta familia el sirtaki sigue siendo cosa de hombres. Jroña que jroña (años y años).
La reina sigue desde un barco las clases de vela de sus nietos, junto a un instructor, en una imagen de archivo.
