Un look repetido, un 'falso' brindis y dos besos a la princesa triste, Masako, fueron las anécdotas que protagonizó la reina en la cena de gala que los emperadores de Japón ofrecieron en su honor y el de su marido.
Felipe VI y Letizia fueron los protagonistas de la cena de gala que Akihito y Michiko ofrecieron en su honor en el Palacio Imperial. Recibidos en la puerta por sus anfitriones, saludaron uno a uno a los más de 80 invitados que les acompañaron en la velada.
La reina deslumbró con un vestido en azul noche, con bordado de hojas en hilo y cristal marino, prusia y zafiro de Felipe Varela en el que destaca su amplio escote. Lo estrenó en julio de 2015 durante la visita que realizó a España el por entonces presidente de Perú, Ollanta Humala. El vestido es de tirante ancho, por lo que deja al descubierto los brazos de la reina, muy trabajados en el gimnasio.
Como complementos, Letizia eligió dos brazaletes gemelos de diamantes, la tiara floral (la que Franco le regaló a doña Sofía como regalo de bodas) y unos pendientes de diamantes y zafiros del joyero real. Además, portaba la banda de la Orden de la Corona Preciosa, que le habían concedido esa misma mañana, sujeta con el ya reconocido broche de diamantes Flor de Lis, emblema de la Casa Real de los Borbones y que es una de las piezas clave y desmontable de su tiara personal, la tiara Princesa.
La emperatriz Michiko lució una elegantísima túnica de raso en crudo con degradado en oro y capa sobre los hombros. Además, optó por la sencillez en los complementos para que las princesas lucieran las joyas reales, como Masako, a la que Letizia saludó con dos besos.
Durante la cena hubo discursos y brindis, aunque la reina demostró, una vez más, que no es muy aficionada al alcohol, ya que levantó su copa pero ni si quiera se mojó los labios. Eso sí, charló durante toda la noche muy animadamente con Akihito, el emperador de 83 años que ya ha expresado su deseo de abdicar debido a su edad y su estado de salud. Antes, debe esperar a que se resuelva una compleja reforma legal, ya que la ley nipona no contempla la sucesión en vida. Es por ello que la Casa Real ha otorgado un extraordinario valor histórico a esta visita de Estado, la primera de los Reyes a Japón y una de las últimas que recibirá Akihito antes de que su hijo, Naruhito, ocupe su cargo.
Este viernes, Letizia ha visitado en solitario el hospital universitario Keio en Tokyo. En esta ocasión se ha decantado por un look muy sencillo, con falda de tubo de 'print' serpiente y blusa en crudo entallada en la cintura.