El hijo de Lady Di tenía sólo 12 años cuando la princesa de Gales falleció en un accidente de tráfico en el París de 1997. Fue entonces cuando el pequeño Enrique vivió el peor momento de su via, tal y como ha confesado en un documental para la televisión africana: "Yo solía enterrar la cabeza en la arena y dejar que todo a mi alrededor se desgarrase en pedazos".
Tanto él como su hermano tres años mayor, Guillermo, estaban muy unidos a su progenitora, por lo que su muerte les cayó como un jarro de agua helada. No obstante, Enrique lo pasó peor y, muestra de ello, son los continuos escándalos que protagonizó en sus años posteriores.
Filtraciones de vídeos en los que se comportaba y hablaba con un lenguaje machista, altas dosis de marihuana y alcohol en sus salidas nocturnas o diferentes bromas pesadas en el mundo militar, le hicieron ocupar cientos de portadas que no gustaron nada a la Casa Real Británica.
Ahora ya ha quedado todo atrás y él mismo se desvincula de esa época: "Ahora veo la vida de una manera muy diferente de lo que solía hacer antes. En realidad nunca me centré en lo que había sucedido. He enterrado mucha emoción y sentimientos. Forma parte de mi vida y realmente nunca quiero pensar en ello", añadió en el canal ITV.
A sus 31 años, parece haber encontrado la estabilidad con su nueva novia, la actriz Meghan Markle, con la que dice ir en serio, de ahí el comunicado que mandó la propia Casa Real pidiendo privacidad y respeto para la joven pareja.