La Princesa de Asturias y la infanta han acudido este jueves a la XII apertura de legislatura por primera vez, un acto solemne en el que han derrochado simpatía y han vivido alguna que otra anécdota que les ha valido una pequeña y discreta reprimenda del rey Felipe VI.
Leonor y Sofía han llegado a las puertas del Congreso en un coche distinto al de sus padres pero nada más poner un pie en la calle corrían a colocarse. La primogénita vestía un clásico vestido rojo, mientras que su hermana lucía un modelo en gris, ambas con manoletinas a juego y peinadas, como ya suele ser habitual, con dos trenzas en la parte delantera y melena al aire.
Ambas se han mostrado algo perdidas durante los primeros momentos del acto. Ansiosas por estrechar la mano de Rajoy, se han adelantado a su madre, que se ha mostrado muy atenta a las pequeñas durante todo el acto. Muy sonrientes, han posado para los fotógrafos y han saludado a los presentes.
La anécdota de la mañana se producía a la entrada en la sala del Congreso: Leonor quedaba rezagaba, despistada por los abovedados y dorados techos del hemiciclo, y perdía el paso de sus padres y su hermana, que han tenido que esperarla unos segundos. Su padre se ha colocado frente a ambas y les ha comentado algo con semblante muy serio antes de iniciar el paso y continuar con la jornada.
Las niñas, que se han sentado junto a Letizia sin perder la sonrisa, se han mostrado muy atentas al discurso de su padre. La reina estaba espléndida con un favorecedor vestido abrigo en tweed y crepé de lana verde cromo con galón trenzado y cremallera meta de Felipe Varela, que estrenó en 2014, durante el desfile militar del 12 de octubre y recuperó en los Premios del Deporte y en una exposición en el Museo Reina Sofía.
