Este lunes se harán públicos los detalles de la próxima visita real a Arabia Saudí. Será un viaje de tres días, del 12 al 14 de este mes, retrasado desde hace nueve meses por la situación de interinidad que vivía España, con un gobierno en funciones durante más de 300 días.
El viaje es importante dada la relación comercial de España y el reino de Arabia. Felipe VI podría desbloquear en esta visita el contrato de la empresa Navantia, que construirá varias corbetas para la marina saudí, además de tratar temas candentes como las obras del AVE a La Meca que realizan Adif y Renfe, retrasadas y con importantes pagos pendientes.
El viaje aun así ha sido cuestionado por algunos grupos políticos. Podemos pidió al rey en su momento que no visitara Arabia, dada su violación permanente de los derechos humanos y la ejecución en Riad de 47 personas por motivos políticos.
Parece que Letizia no acompañará a Felipe VI en esta visita. La noticia es triste para quienes añoramos las imágenes de la ex periodista con su 'chador', o con su cabeza cubierta. Pero es sin embargo un alivio para el protocolo, ya que la forma de vestir de la reina con los brazos al aire y escotes pronunciados podría plantear situaciones incómodas, dada la intransigencia y severidad de las leyes religiosas de aquel país sobre la vestimenta de las mujeres, aunque sean ilustres visitantes occidentales.
Esas leyes se las saltó la reina doña Sofía en un viaje oficial en 2006. La reina de España no solamente no se cubrió la cabeza en ningún momento sino que vistió ropa de colores vivos, desafiando las normas que obligan o aconsejan que las mujeres vayan de negro y cubiertas hasta los pies. En claros gestos feministas, doña Sofía desafió al protocolo saudí y en alguna ocasión llevó vestidos por la rodilla dejando al descubierto las piernas.
Pero lo más llamativo de aquel viaje ocurrió al final. Cuando los reyes de España se despedían a pie de avión, la reina intentó darle un beso al príncipe Salman, gobernador de Riad, pero éste apartó ostensiblemente su cara en una cobra que dio la vuelta al mundo.
Esa sí que fue una cobra en toda regla, y no la de David Bisbal a Chenoa. El gesto dio la vuelta al mundo y la reina fue aplaudida por mujeres de toda condición y países, que aplaudieron su gesto y entereza. Doña Sofía reaccionó con una sonrisa, subió al avión y dejó al príncipe saudí a la altura del betún.
