Este jueves, la reina Isabel II no fue a votar. Su marido y su hijo, tampoco. No dejó de ejercer esa opción porque lloviera, ni porque le diera pereza o le quedara lejos. Tampoco seguramente porque le diera igual (tal vez sí). Lo que ocurre es que como monarca constitucional sigue siendo estrictamente neutral cuando se trata de asuntos políticos. Desde el punto de vista de la Comisión Electoral sin embargo, los miembros de la familia real podrían, en teoría, registrarse para votar. Pero Buckingham confirmó que ni la reina ni su familia inmediata votarían. "La reina está por encima de la política", dijo un portavoz Palacio.
Clarence House, la residencia del príncipe Carlos y Camilla, la duquesa de Cornualles, también dijo que se abstendrían. La participación de la familia real en la política ha sido durante mucho tiempo un tema polémico. En 1986, The Times informó que la reina discrepaba con la política de la primera ministra conservadora Margaret Thatcher. El príncipe Carlos también ha sido objeto de escrutinio por sus esfuerzos para influir en la política.
Más recientemente, durante el referéndum de Escocia, el primer ministro David Cameron tuvo que disculparse después de decir que la reina tenía "ronroneó", como una gata cuando está contenta con que la rasquen, cuando llamó para informarle de que los votantes habían rechazado la independencia.
No tenemos noticia, tras la sorpresa del triunfo del Brexit, de si la Reina Isabel II está contenta o no con el resultado que aleja a su país de Europa. No hay constancia de que haya 'ronroneado' pero no olvidemos que en realidad los Windson son tan alemanes, o sea, europeos, como los Hannover (sí, primos de Ernesto, el de Carolina); y qué decir de su marido: el elegante duque de Edimburgo nació hace 95 años en Corfú, la bella isla griega del Mar Jónico, con sangre danesa...