Los reyes eméritos volvieron a coincidir en un acto oficial el pasado sábado 30, con motivo del 70 cumpleaños del rey de Suecia, pero no duraron juntos ni 24 horas. Juan Carlos y Sofía acudieron a las celebraciones matinales de los fastos del monarca, pero fueron la ausencia más destacada de la noche, donde todos los invitados disfrutaron de una gran cena. Ellos, sin embargo, ya andaban muy lejos de Estocolmo. Eso sí, por separado.
Mientras que la reina Sofía regresó a Mallorca, donde ya disfruta del sol y el buen tiempo junto a su inseparable hermana Irene, el rey viajó a Dinamarca. Según el diario danés Ekstra Bladet, el padre de Felipe VI se dejó ver en el exclusivo Club Riva, en el puerto de Rungsted, una bella localidad costera a una treintena de kilómetros de la capital, Copenhage. Allí, acompañado de unos amigos, disfrutó de un exquisito menú a base de tartar de salmón (noruego, por supuesto), la especialidad de la casa, y también de una agradable sobremesa, donde el monarca demostró, una vez más, su carácter simpático y campechano.
La prensa extranjera destaca la 'extraña' situación marital de Sofía y Juan Carlos. Desde que el monarca abdicara a favor de su hijo, en junio de 2014, son contadas las ocasiones en las que los reyes eméritos se han dejado ver juntos. La Casa Real no ha hecho público ningún comunicado al respecto, pero es más que evidente que hacen vidas por separado. Desde que reina Felipe, sólo han realizado juntos dos viajes oficiales al extranjero: en diciembre de 2014 para despedir a su prima Fabiola de Bélgica y ahora, para celebrar el 70 cumpleaños de Carlos Gustavo de Suecia.
No han sido muchas más las ocasiones en las que se han dejado ver juntos en España. Lo hicieron en el entierro de su primo, el duque de Calabria, en octubre de 2015, y unos meses antes, en mayo, para asistir a la comunión de la princesa Leonor.
La merecida jubilación de Juan Carlos y Sofía está siendo muy distinta. Mientras que el rey emérito ha decidido disfrutar de la compañía de sus amigos y visitarlos a lo largo y ancho del mundo, retomando sus pasiones (la vela, los toros y la gastronomía), la reina ha adoptado un perfil mucho más discreto y se ha refugiado en su familia de cuna, especialmente en sus hermanos Pablo e Irene, de los que disfruta mucho más ahora que carece de una agenda que cumplir.