La Infanta y su marido, Iñaki Urdangarin, aterrizaron este domingo a última hora de la noche en el aeropuerto de Palma, en un vuelo procedente de Zurich. Una vez aterrizó el avión, un coche les esperaba al pie del aeroplano para evitar a la prensa que se apostaba en la terminal. Un privilegio del que solo gozan las autoridades y los miembros de la Familia Real.
Así, los medios de comunicación que esperaban en Mallorca la llegada a la isla de Cristina de Borbón y su esposo no encontraron ni rastro del matrimonio.
La prensa era consciente que Cristina e Iñaki estaban obligados a pernoctar en Palma, ya que debían comparecer a primera hora en la sala donde se celebra el juicio del caso Nóos. Sin embargo, en los vuelos procedentes de Barcelona, Madrid o Ginebra, donde vive la hija del rey don Juan Carlos y su familia, no había señal de ellos.
Tampoco estaban registrados en los hoteles de lujo de la isla. Cabe recordar que en la primera comparecencia de Iñaki Urdangarin, cuando descendió la rampa de los Juzgados de Palma y se detuvo ante un periodista para declarar que "venía a demostrar su inocencia", estaba alojado en las dependencias del palacio de Marivent, donde permanecía la Infanta apoyando con su presencia en la isla el mal trago de su marido.
La segunda vez que Urdangarin prestó declaración ante el juez Castro, con la Casa Real estaban prácticamente rotas, Iñaki evitó el palacio veraniego de los reyes y se alojó en el lujoso hotel Victoria del Paseo Marítimo, ahora cerrado por obras, como muchos otros establecimientos hoteleros de la isla.
Parece que la infanta y su marido podrían haber sido huéspedes de amigos incondicionales. Y en todo caso, lo cierto es que Cristina de Borbón llegó a Palma a última hora en un vuelo desde Zurich y que ni ella ni su marido dejaron la terminal del aeropuerto como el resto de los pasajeros, sino que un coche les esperaba al pie del avión, privilegio del que sólo disfrutan las autoridades y la Familia Real.
P.D. La sala donde se celebra el juicio, una nave industrial en el Polígono de Son Russyñol, está enfrente de la cárcel de Palma. Un corto trayecto que en su día podrían recorrer Urdangarín, Diego Torres, Jauma Matas y un etcétera de personalidades.