Casas Reales

Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover, ¿segunda oportunidad?

  • Él ha roto con su amante

El príncipe alemán ha roto su relación sentimental con Simona porque ella estaba cansada de ser "la otra". Al parecer, Ernesto sigue pensando en Carolina. ¿Y la princesa de Mónaco en qué piensa?

De la ruptura de Ernesto y Simona a la reconciliación entre el príncipe y Carolina de Mónaco hay un paso. Al menos eso es lo que afirma la publicación alemana Bunte, que asegura que ni la dama monegasca ni el padre de su hija Alexandra cerraron nunca las puertas a una segunda oportunidad. Y ésta estaría más cerca ahora que Hannover vuelve a estar libre como los taxis.

Hace unos días saltaba la noticia de la ruptura entre el todavía marido de Carolina y Simona, una rumana que quería ser modelo y a la que conoció en un burdel de lujo. La que ha sido su fiel compañera en los últimos cinco años en Munich, Ibiza, Tailandia y hasta en los hospitales a los que Ernesto (61) ha ido a parar por su mala vida, ya no aguanta más. Al parecer, la constante presencia de Carolina (58) en la mente y el corazón de su novio y las continuas negativas de éste de pedirle el divorcio a la hermana de Alberto de Mónaco han acabado con la paciencia de la muchacha, 34 años más joven que él.

Tal y como acabaron las cosas, no parece que Carolina estuviera dispuesta a darle otra oportunidad a su todavía marido. Las continuas infidelidades, la bebida y los comportamientos incívicos y obscenos se convirtieron en una tónica habitual en un matrimonio que movía más patrimonio que sentimientos. Claro que torres más altas han caído. No hay que olvidar que aunque están separados desde hace diez años, ninguno de los dos ha solicitado el divorcio de manera formal y que comparten, además de un castillo, una hija de 16 años, Alexandra, que visita a su padre en las vacaciones de navidad y las de verano. Además, Carolina mantiene una excelente relación con los hijos mayores de Hannover, a los que su padre donó sus títulos (y las responsabilidades que estos conllevan) para vivir la dolce vita.

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