Casas Reales

Froilán y su abuela Sofía: dos maneras de educar a un adolescente de sangre azul

  • El hijo de doña Elena está punto de ingresar en un internado militar

Poco tienen que ver la educación recibida por la reina Sofía cuando era adolescente y la que según parece va a seguir a partir de este curso su nieto Froilán, el hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Mientras que el rey don Juan Carlos ha impulsado, al parecer con el consenso de toda la familia, el ingreso de Froilán en un internado de tipo militar en Estados Unidos, Sofía fue enviada a principios de los años 40 a otro internado en este caso alemán, cuyo método educativo estaba basado en la estimulación de la autoestima y del sentido de la responsabilidad.

La Segunda Guerra mundial acechaba la Europa beligerante en 1941. Una princesita griega llamada Sofía, con apenas 13 años, fue enviada a estudiar al internado Schule Schloss Salem, en el sur de Alemania. La hija del rey heleno aún lloraba por la marcha de su adorada institutriz escocesa, Sheila McNair.

Por eso se le vino el mundo encima cuando sus madre, la reina Federica de Grecia, de acuerdo con el monarca, Pablo, la dejaron en un colegio moderno y mixto que para ellos constituía "el mejor sistema de educación".

Como si de un párrafo escrito por García Márquez se tratara, la propia reina Federica escribiría esto en sus memorias años después: "Nunca olvidaré el momento en que Sofía y yo nos despedimos". Su libro, Memorias: la madre de la Reina Sofía, describe con detalle aquel momento tal vez traumático. "Ya se encontraba sentada en el coche y a punto de arrancar cuando, abriendo la portezuela, se apeó y se arrojó a mis brazos llorando: 'Mamá, mamá, no quiero irme'. Tuvieron que separarla físicamente, pues estaba fuertemente abrazada y llorando a lágrima viva", escribió la Reina Federica.

El educador alemán de origen judío Kurt Hahn inspiró el ideario de ese centro de estudios al que fue 'condenada' nuestra reina emérita. Según Kurt Hahn, la estimulación de la autoestima de los alumnos se consigue desarrollando su sentido de la responsabilidad y del honor.

Del nivel de la institución dan una idea los alumnos que asistían a este centro, vanguardista para la época: aparte de la propia princesa Sofía, estaba por ejemplo el Duque de Edimburgo (por entonces Felipe de Grecia), Ferdinand von Bismarck (bisnieto del «canciller de hierro») o Monika Mann (hija del autor de La montaña mágica).

Kurt Hahn creía que los adolescentes poseen una decencia y un sentido de la moral innatos, pero que son corrompidos por la sociedad. Por eso creó un sistema que brinda a los alumnos oportunidades para liderar proyectos y ver el resultado de sus propias acciones. Todas las asignaturas y actividades en Salem giran aún hoy en día en torno a tres valores: compasión por los demás, voluntad de aceptar responsabilidades y tenacidad para perseguir la verdad. Los castigos eran y son el último recurso.

La propia doña Sofía reconoció años después que gracias a su aprendizaje allí ganó confianza en sí misma: "Fue muy útil ir a ese colegio. El sistema de enseñanza era muy bueno. Daban mucha responsabilidad a los alumnos para que hicieran las cosas bien. Y luego, si no las hacías, ¡peor para ti!", reconocería Doña Sofía décadas después, tal como recogen Carmen Enríquez y Emilio Oliva la biografía de la reina emérita.

Tal y como recuerda ABC, el edificio principal de Salem era propiedad del Príncipe Max von Baden, primo del Rey Pablo de Grecia. El director del colegio era Jorge Guillermo de Hannover, hermano a su vez de la Reina Federica. Sofía estudió allí tres años. No fue una buena estudiante. En las clases de griego desquiciaba al profesor haciéndole continuas correcciones en su forma de pronunciar. Pero el sistema educativo de Hahn le permitía destacar en otros conocimientos que no eran las asignaturas convencionales, como música y fotografía, dos materias que luego han sido sus grandes aficiones.

En Salem se madrugaba, se comía sin excesos y se hacía deporte. La formación intelectual hacía hincapie en la responsabilidad moral de cada uno por sus propios actos y en las ventajas del trabajo en equipo. "Todo debía hacérmelo yo, desde la cama hasta limpiarme los zapatos. Y cada semana nos tocaba una tarea colectiva, pelar patatas o servir la mesa", recuerda la madre de Felipe VI. Cada noche los alumnos hacían examen de conciencia, y eran ellos los que decidían sus propios castigos. Satisfechos con los resultados, los Reyes Pablo y Federica también mandaron a estudiar a allí a la Princesa Irene, hermana de Sofía, y abrieron una sede del internado en Atenas, el Liceo Anavryta, donde se formó su hijo Constantino, que sería rey años más tarde.

Salem Schloss sigue funcionando a orillas del lago Constanza. Pero ya no es el único sitio donde los niños privilegiados de los cinco continentes pueden aprender las técnicas de estudio que forjaron el carácter regio de Doña Sofía. Actualmente existen 150 escuelas repartidas en 40 países que ofrecen un ambiente educativo similar. Un ejemplo es Gordonstoun, por cuyas aulas pasaron el Príncipe Carlos de Inglaterra y sus sobrinos, Zara y Peter Phillips. Según Round Square, la asociación sin fines de lucro que aglutina a todas estas escuelas, más de 100.000 estudiantes están aprendiendo el 'método Sofía'. Constantino de Grecia, ex alumno de Salem, y hermano de la Reina emérita, preside la junta directiva de Round Square.

En España no hay ninguna escuela que funcione bajo los principios de Kurt Huhn. Felipe VI cursó Preescolar, Educación General Básica y Bachillerato Unificado Polivalente en el Colegio Santa María de los Rosales de Madrid. Pero concluidos sus estudios secundarios, la Reina decidió que el entonces Príncipe de Asturias realizara el último curso escolar -equivalente al Curso de Orientación Universitaria- en el Lakefield College School de Ontario (Canadá), un internado que se rige por los métodos de Kurt Hahn y que forma parte de Round Square desde 1978.

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