El rey ha regresado de sus vacaciones muy bien afeitado, sin rastro de la barba (algunos dicen que hipster) tan de moda que ha lucido en los últimos meses. Es un símbolo de seriedad, autoridad y amabilidad, pero también le resta jovialidad y simpatía. Entonces, ¿con o sin barba?
Su mujer suele acaparar protagonismo en cuanto a imagen se refiere, pero él también es coqueto y cuidadoso con su aspecto físico, sobre todo con su barba. Durante los últimos meses, Felipe VI había lucido una poblada y cuidadísima barba cana que ha desaparecido con motivo de su 'vuelta al cole'. Lo cierto es que ésta no es la primera vez que el rey juega con ese estilo 'hipster' que, todo sea dicho, le queda de maravilla. Su predilección por la barba o por el afeitado suele depender mucho de la estación del año en la que se encuentre. Suele lucirla en primavera y verano a pesar del calor, aunque también hay excepciones, como por ejemplo la del año pasado, que prescindió de ella para realizar el posado en Marivent.
Pero también depende mucho del momento político y social: a más tensión en el ambiente, más barba en Zarzuela, símbolo de autoridad. eso sí, en los cuatro momentos vitales de su vida adulta (su matrimonio con Letizia, el nacimiento de sus hijas Leonor y Sofía y su entronización) el rey Felipe ha lucido su cara al descubierto y perfectamente afeitada.
La barba otorga un aspecto más serio y aporta madurez y experiencia al hombre que la luce. Si, además, se lleva perfectamente cuidada y recortada, dice mucho del carácter perfeccionista y detallista del propietario. En este caso, el rey Felipe controla su aspecto mucho más de lo que podría parecer a priori, ya que el corte de su barba está medido al milímetro, pero también el de su cabello: no lo quiere excesivamente corto pero tampoco tan largo como para que se le lleguen a formar rizos, que los tiene y muy cerrados. De hecho, su peluquero personal acude semanalmente al palacio de la Zarzuela.
Pero el rey no es el único royal que juega con uno de los símbolos de virilidad y masculinidad por excelencia. Carlos Felipe de Suecia, Haakon de Noruega, Felipe de Bélgica o Federico de Dinamarca sonríen a las masas detrás de una bonita y poblada pelambrera. Los reyes también son 'hipsters'.