Septiembre anuncia regatas. La pasión que une a don Juan Carlos I y su hija les llevará hasta Nueva York. Allí El rey Juan Carlos, de 87 años, tiene una cita en el Seawanhaka Corinthian Yacht Club, en Oyster Bay cerca de Manhattan, donde se celebrará el campeonato Mundial de Vela de la clase de 6 metros. Se disputará a partir del 17 de septiembre.
Será para el emérito un evento ineludible, ya que tratará de revalidar el título de campeón del mundo con el Bribón 500, tras proclamarse vencedor en la edición de 2023, que tuvo lugar en el mes de septiembre en la isla de Wight en Reino Unido, según publica Mujer Hoy. Fue justo ahora hace dos años. Aquella victoria, la tercera en esta categoría para el emérito, supuso un orgullo que compartió con su hija mayor, la infanta Elena. "Tenemos un equipo sensacional. Lo hemos luchado mucho", dijo en aquella ocasión el padre de Rey posando con la tripulación del Bribón y la bandera de España.
Otoño viajero, pues, para el ex jefe del Estado, que tiene previsto viajar a Nueva York con el sueño de alzarse con el oro de campeón. Galicia y las regatas del Real Club Náutico de Sanxenxo, en Pontevedra, le han servido de entrenamiento para esta cita. Tal y como marca el calendario del Seawanhaka Corinthian Yacht Club (SCYC), la World Cup en la categoría de 6 metros arrancará el 17 de septiembre y se prolongará hasta el 26.
Hace unas horas se hacía pública una fotografía del padre de don Felipe con un prestigioso cirujano ortopédico. Ha sido el propio médico el que ha difundido la imagen. A través de sus redes sociales, el doctor Ali Al Belooshi, especialista en artroplastia de cadera y rodilla y cirugía ortopédica y traumatológica, ha escrito: "Tuve el honor y el placer de conocer al antiguo rey de España, Su Majestad Juan Carlos, en mi clínica de Abu Dabi".
La última vez que vimos al emérito en Sanxenxo fue este verano, en julio. Abandonó el municipio gallego después de cuatro días y lo hizo casi en sincronía con la llegada de Leonor a Marín, a la Escuela Naval, donde la heredera estudió el curso de la Armada. Abuelo y nieta se cruzaron en la ría de Pontevedra, a escasa de media hora de distancia en coche entre ambas localidades.