La cumbre de la ONU nos sitúa en Sevilla, capital mundial diplomática hasta el 3 de julio. Con motivo de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FFD4), los Reyes presidieron la cena previa celebrada en el Patio de las Doncellas, en los Reales Alcázares, residencia oficial en sus estancias sevillanas considerada, además, como la más antigua en uso de Europa. Entramos en el llamado Cuarto Real Alto que reúne una veintena de habitaciones.
El Real Alcázar de Sevilla, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, atesora una historia arquitectónica única, que se remonta a la Alta Edad Media, con una mezcla estilos islámico, mudéjar, gótico, renacentista y barroco, reflejo del sincretismo cultural de la ciudad. La parte superior alberga lo que se conoce como el Cuarto Alto, que acoge dos grandes zonas. Una, la abierta al público que se puede visitar cuando el monarca y la consorte no se encuentran allí. Y otra, privada, que solo se abre cuando llegan Sus Majestades.
Tal y como se lee en la web del Real Alcázar, el Cuarto Alto, cerrado al público salvo en visitas muy reducidas bajo reserva, incluye espacios como dormitorios, sala de estar, despacho y oratorio. El uso del palacio que le confiere lo extraordinario de ser "el más antiguo de Europa por su doble papel: joya del patrimonio y espacio funcional al servicio de la monarquía y el Estado".
Detalles muy cuidados en la decoración del Cuarto Alto, tanto en el oratorio de Isabel la Católica y la sala de la mesa de billar que le regalaron a Alfonso XII, la sala de fumar, el salón de Embajadores o los tapices que decoran el comedor de gala de Felipe V. Entre las estancias más emblemáticas destacan la cámara oficial o de audiencias y el mirador de los Reyes Católicos, que ofrece una maravillosa vista a los jardines.