Casas Reales

El afectuoso saludo de Felipe VI y Letizia a Álvaro Pombo: un larguísimo aplauso y el detalle del Rey con el escritor cántabro

 

Abril celebra las letras. Una Semana Cervantina que nos ha llegado como un vendaval con la muerte del Papa Francisco, cuyas exequias en el Vaticano ocupan la tensión informativa de todo el planeta. Con esta pulsión, Felipe VI y Letizia, de luto riguroso por el duelo nacional, han hecho entrega del Cervantes al escritor cántabro Álvaro Pombo en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá este miércoles 23, Día del Libro. Por su salud, se descartó que Pombo leyera el discurso con el Quijote como hilo argumental. Y ha sido el escritor, historiador y también académico cántabro Mario Crespo quien ha dado lectura al texto del galardonado. Hasta el último momento la asistencia del autor de Santander, 36, de 85 años, estaba pendiente de un hilo por su frágil estado de salud. El propio Pombo deslizó que haría "todo lo posible" por estar.

Hemos visto los gestos más afectuosos de los Reyes con el novelista, filósofo, poeta y académico. Le han hecho entrega de la medalla y la escultura. Don Felipe le ha colocado la medalla distintiva. Pombo se agarraba a ella. Después, ha girado la silla para mirar a la Reina, que le ha sujetado la mano. Una ola de aplausos ha llenado ese instante de silencio y de admiración.

"Entre influencers y mercachifles"

Ha dado lectura al discurso del galardonado Mario Crespo, que ha comenzado por dar las gracias en su nombre por esta alta distinción que le ha "caído del cielo". Ha hablado de la "fragilidad inquebrantable del Quijote" y, con esta inspiración, ha vertebrado su alocución: "Es muy posible que para superar la fragilidad tengamos todos que llegar a la profundidad y a la pobreza". Y ha dejado caer: "Nos hemos convertido entre influencers y mercachifles". La emoción ha embargado al cántabro con un larguísimo aplauso. Se ha quitado las gafas, se ha secado los ojos con la mano y ha agradecido el gesto con una sonrisa.

Ha cerrado el acto el Rey, que en su intervención ha hecho menciones a R.M. Rilke, a Mario Vargas Llosa que describió al Quijote como "el esmirriado manchego que arremete contra molinos de viento creyéndolos gigantes"; y a Dostoievski. Un discurso diáfano sobre la obra de Pombo con la bondad y la verdad como sus guías. "En los tiempos que vivimos, la claridad, bondad y verdad son como faros que han de guiarnos en una búsqueda incesante". Y ha añadido: "Vivimos días inciertos que piden claridad; días duros, y para muchos, aciagos, que demandan bondad. Días de confusión que reclaman verdad".

También, el monarca ha deslizado unas palabras recibidas por el escritor con un rictus serio: "Por cierto, hago notar, si nuestro autor nos lo permite, que la edad le ha conferido un noble aspecto quijotesco". La interpretación del himno Gaudeamus Igitur ha cerrado el acto. Para salir, Mario Crespo empujaba la silla de Pombo, que se ha quedado levemente atascada en una de las puertas. El Rey ha ayudado a sujetar la silla. Después, don Felipe y doña Letizia han caminado por el empedrado del patio universitario junto al narrador cántabro para posar para la fotografía.

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