Casas Reales

Felipe VI, en el entierro de un represaliado del franquismo: el insigne jurista que vuelve a su Alicante natal 74 años después de su muerte

Felipe VI, en El Campello (Alicante) este lunes 10

Más de siete décadas han pasado desde la muerte, en Ciudad de México, de Rafael Altamira, jurista, literato, pedagogo, humanista y candidato al Nobel de la Paz. Los restos mortales de Altamira, vecino de El Campello, y de su mujer, Pilar Redondo, han sido inhumados en su localidad alicantina natal, bajo la presidencia de Felipe VI. El acto, celebrado en el cementerio, ha tenido lugar este lunes 10 de febrero por la mañana.

Ha sido el primer acto de un represaliado del franquismo que ha presidido el Rey. La ceremonia ha dado comienzo en el cementerio, donde los restos mortales del insigne jurista y de su mujer han recibido sepultura en el monumento funerario. Han asistido familiares del historiador, como María Luz Altamira García-Tapia, nieta de Altamira, y el bisnieto Ignacio Ramos Altamira, según fuentes municipales. También, autoridades autonómicas y locales.

74 años después de su muerte, en México, y tras una larga vida de exilio, los restos mortales del jurista y escritor (fallecido en 1951) y de su mujer (en 1957) fueron trasladados a Alicante el pasado mes de diciembre. Exhumados en el cementerio de Ciudad de México, se repatriaron en avión hasta el aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas, después de 36 meses de gestiones y permisos, según informó el Ayuntamiento de El Campello. El propio Altamira declaraba a la prensa de entonces: "Cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos: a Campello".

Una vez finalizado el acto, estaba previsto que el jefe del Estado se trasladase al Ayuntamiento de El Campello para firmar en el Libro de Honor. Habrá una fotografía del monarca con el equipo de Gobierno municipal.

Una vida en el exilio

La familia Altamira, por generaciones, mantiene estrechos vínculos con la localidad alicantina, donde se encuentran enterrados los padres y abuelos del jurista. Rafael Altamira estudió Derecho en la Universidad de Valencia, donde conoció a Blasco Ibáñez y al catedrático Eduardo Soler, que le presentó a don Francisco Giner de los Ríos, Bartolomé Cossío y Joaquín Costa. Tras el estallido de la Guerra Civil española, el escritor se marchó a Holanda, a La Haya. La invasión de Hitler en Países Bajos le obligó a refugiarse en Bayona (en Francia). Allí vivió hasta 1944. Invitado por la Fundación Carnegie, se trasladó a Nueva York para dar clases en la Universidad de Columbia. Una rotura de cadera debido a un accidente cambió su rumbo y se mudó a México, donde vivían exiliadas sus dos hijas: Pilar y Nela. Trabajó en el Colegio de México y en la UNAM.

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