Para la familia Gómez-Acebo, estas Navidades estarán cargadas de un profundo pesar. Las sillas vacías alrededor de su mesa se convierten en un símbolo del dolor tras las pérdidas sufridas en este último año. La muerte de dos de sus miembros más queridos en tan solo cinco meses ha dejado una huella imborrable en una familia que ya había enfrentado otras tragedias recientes.
En marzo, Fernando Gómez-Acebo, conocido cariñosamente como "Coco", falleció a los 49 años a causa de complicaciones respiratorias derivadas de una larga recuperación tras haber padecido COVID-19. Apenas cinco meses después, en agosto, la familia sufrió otra devastadora pérdida con la muerte de Juan, el mayor de los cuatro hermanos varones, víctima de un cáncer fulminante a los 54 años. El mes de diciembre, que en circunstancias normales habría sido motivo de celebración por el cumpleaños de Juan el día 6, se convierte ahora en un recordatorio constante de su ausencia. Estas tragedias recientes se suman a la pérdida en enero de 2020 de la Infanta Pilar, madre de los cinco hermanos Gómez-Acebo, quien falleció tras una batalla contra el cáncer de colon. Doña Pilar, era una figura central y unificadora de la familia, dejó un legado de fortaleza y unión que sus hijos se esfuerzan por mantener, a pesar del vacío dejado por estas sucesivas pérdidas.
Doña Pilar, hermana mayor del rey Juan Carlos, fue conocida por su carisma y capacidad de cohesionar a su familia. La relación de los Gómez-Acebo con la Familia Real española ha sido siempre estrecha. De hecho, la Infanta Pilar se aseguró de que sus hijos crecieran junto a los del rey Juan Carlos y la reina Sofía, formando lazos casi fraternales. Por ello, las Infantas Elena y Cristina han vivido las recientes pérdidas de sus primos como propias. La reina Sofía, quien asistió al funeral de Fernando Gómez-Acebo en abril, también mostró su cercanía en estos momentos difíciles.

El legado de la Infanta Pilar
Además del duelo, Simoneta, Beltrán y Bruno Gómez-Acebo han asumido en los últimos años la responsabilidad de gestionar la herencia de su madre, un patrimonio que incluye propiedades emblemáticas en Madrid y Mallorca. Tras la muerte de doña Pilar, los hermanos optaron por vender los inmuebles para evitar los altos costes de mantenimiento. Entre las propiedades destacadas se encontraba la casa familiar en Puerta de Hierro, en Madrid, vendida recientemente al empresario Ricardo Fuster por cerca de tres millones de euros. Otras propiedades incluidas en el legado fueron un piso en la calle Velázquez, dos viviendas en la urbanización Sol de Mallorca, y un piso más modesto en la calle Mayor de Madrid. La sociedad familiar San Jacobo S.L., creada en los años 60 por Luis Gómez-Acebo, esposo de la Infanta Pilar, fue la encargada de gestionar estas operaciones. Según los registros, tras la venta de la mansión de Puerta de Hierro, se distribuyeron dividendos por más de 1,8 millones de euros entre los socios.
El peso del recuerdo
Estas Navidades, los Gómez-Acebo enfrentan un desafío doble: procesar el duelo por las pérdidas recientes mientras siguen adelante con el legado familiar que dejaron sus padres. Aunque los ingresos derivados de la gestión patrimonial han aliviado las cargas económicas, el vacío emocional resulta imposible de llenar. En un contexto de tragedias encadenadas, la familia sigue honrando los valores de apoyo mutuo y resiliencia que les inculcó doña Pilar, demostrando que, incluso en los momentos más oscuros, el espíritu de unión puede prevalecer.