Cena de gala en el palacio de Ámsterdam. Letizia y Máxima han protagonizado un nuevo duelo estilístico con vestidos muy diferentes pero mismo tono cromático: el azul. El mismo que ha elegido también la princesa Amalia, que se estrena en un evento de tales características. Y aunque los looks de las tres damas reales eran magníficos, todas las miradas han estado puestas en las joyas, especialmente las tiaras.
El protocolo manda y las reinas aprovechan la ocasión para desempolvar las mejores joyas de sus colecciones reales. Doña Letizia, que siempre ha demostrado su favoritismo por la diadema Flor de Lis, ha sorprendido en esta ocasión con La Rusa, una pieza de diamantes, perlas y platino de Cartier que perteneció a María Cristina de Austria, mujer de Alfonso XII y que la esposa de Felipe VI se puso por primera vez en 2018, durante una cena de gala en honor al presidente chino.
En esta ocasión ha completado esta magnífica joya con los pendientes de diamantes que utilizó la infanta Cristina el día de su boda y el broche de perla grande que ha colocado sobre su condecoración. Ambos forman parte del conocido lote de pasar, aquel que Victoria Eugenia ordenó que pasarían de reina en reina.

Máxima de Holanda tampoco ha escogido la suya al azar: se trata de la Tiara de los Estuardos o Nueva Tiara de Coronación, una de las joyas más valiosas de la colección real y que su suegra, la reina Beatriz, jamás utilizó durante su reinado. Realizada en Frankfurt en 1898 por el joyero Schürmann bajo el encargo de la reina Enma de los Países Bajos para la ceremonia de la mayoría de edad de su hija, la Reina Guillermina I, está presidida por el diamante en mayúsculas de la colección de los Orange: el considerado el más grande del siglo XVII con un peso de 39,75 quilates. De ahí, su nombre "Diamante Stuar" o "Diamante Holandés".
La esposa de Guillermo de Holanda la utilizó en 2018, desmintiendo así una leyenda urbana que aseguraba que la tiara había sido desmontada debido a su excesivo peso. Eso sí, se puede lucir en modo completo o simplificado. Ha completado el juego con el broche y los pendientes de la colección de los Estuardos.

Amalia, por su parte, ha lucido una pieza de diamantes y rubíes conocida como Tiara Pavo Real que se ha convertido en la favorita de la princesa, pues ya pudimos vérsela en la cena posterior a la boda de Hussein y Rajwa de Jordania. Se trata de una diadema de 1897 que fue creada por la casa Johann Eduard Schürmann & Co para la reina Guillermina, bisabuela del actual rey, con rubíes que pertenecieron a la reina Sofía, la primera mujer de su padre, el rey Guillermo III. Estuvo 'desaparecida' durante casi tres décadas (es conocida como la joya perdida) hasta que la reina Máxima volvió a usarla en 2009. En esta ocasión, Amalia la ha apoyado con pulsera, pendientes y collar, el juego completo.
Además, la princesa ha estrenado la condecoración que el rey Felipe le concedió hace apenas una semana: la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, que llevaba prendida en la parte lateral de su vestido, separada de la banda, de color amarillo y blanco.
