Carlos III da un paso al frente para 'salvar' la Corona en su peor momento: la estrategia de Buckingham Palace

Buckingham trabaja a toda máquina para contrarrestar los rumores e informaciones que les asedian desde hace ya mes y medio. Las enfermedades del rey y de la princesa de Gales y el tratamiento informativo que se le ha dado a cada una (completamente diferente) ha generado mucho malestar entre el pueblo británico, instituciones y medios de comunicación. La baja por agotamiento de la reina Camilla y las inexplicables ausencias de Guillermo, ambos encargados de sustituir a Carlos III durante su baja, han dado al traste con la imagen de seguridad y fortaleza que tanto le costó conseguir a Isabel II. La situación es desesperada y Buckingham lo sabe.

Y a situaciones desesperadas, medidas desesperadas. En menos de 24 horas, el palacio ha mostrado imágenes de Kate Middleton y de Carlos III, ambos en el ojo del huracán. Primero fue la princesa, saliendo de Windsor en un coche conducido por su madre; este martes ha sido el monarca, que ha reaparecido en una audiencia privada con el Ministro de Hacienda de Gran Bretaña, Jeremy Hunt.

Es la segunda cita de la agenda oficial que atiende el monarca (la primera fue una reunión con el primer ministro, Rishi Sunak) desde que fuera intervenido por un agrandamiento de próstata el pasado 26 de enero en la London Clinic. Días después, le fue diagnosticado un cáncer y Buckingham anunció su nueva situación sin desvelar demasiados detalles: "Las pruebas de diagnóstico posteriores han identificado una forma de cáncer. Su Majestad ha comenzado hoy un programa de tratamientos regulares", rezaba el comunicado.

Carlos III ha reaparecido con buen aspecto, ligeramente más delgado y una amplia sonrisa. Apuntan, desde Mirror, que el tratamiento al que se está sometiendo para frenar su enfermedad está funcionando, un tratamiento "pionero, especializado y menos invasivo" que recibe cada lunes en Londres y que incluye, además, dormir conectado a una bombona de oxígeno. El monarca ha elegido Sandringham para recuperar fuerzas y desde aquí lleva a cabo trabajo de despacho, siempre que su ánimo se lo permite.

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