Arrecian las voces que insisten en que el secretismo de la enfermedad de Kate Middleton está relacionado con la gravedad de su hospitalización. Insisten en que no hay justificación que apoye esta falta de información. La laguna informativa siempre es caldo de cultivo para la rumorología y la gestión de Kensington en este asunto no ha ayudado mucho. La desinformación ha impulsado la especulación en torno al estado de salud de la princesa. Con la Semana Santa como deadline para su vuelta, a día de hoy solo tenemos tres fechas clave.
Primera fecha: la última vez que la princesa asistió a un acto fue el 25 de diciembre, en la tradicional misa de Navidad. Segunda fecha: el 17 de enero, día en que la Casa informó de la hospitalización de Kate y de su misteriosa cirugía (horas después Buckingham informaba que Carlos III tenía que someterse a una operación por un agrandamiento de próstata). Tercera fecha: 29 de enero: cuando la mujer de Guillermo recibió el alta de The London Clinic, donde permaneció ingresada durante dos semanas sin que se facilitara ningún tipo de explicación.

A estas tres fechas se suma una más: la Semana Santa. Será entonces cuando la Casa tendrá que dar información sobre cuándo está previsto que la princesa de Gales regrese al trabajo. De momento, no se esperan actualizaciones sobre su situación porque, tal y como remitieron fuentes de Palacio, no habrá comunicados sobre su estado de salud mientras estos no sean significativas. Además, insistieron en que su vuelta a la agenda ya se había anunciado en la nota del 17 de enero y, añadieron que "este guion se mantiene". Todo esto ya lo sabemos. Incluso que está "bien" y que no se trata de un cáncer, como ha trascendido. Lo que no sabemos es el porqué de toda esta opacidad cuando se trata de un personaje público, futura reina consorte, nuera de rey y madre del heredero al Trono.
Kate, de 42 años, está centrada en su recuperación. Con su don de gentes y su gran capacidad para conectar con el público, lo más probable es que a su vuelta al trabajo hable de su enfermedad porque visibilizar esos procesos puede ayudar a otras personas que pasan por lo mismo a enfrentarse a su circunstancia. Ese mismo guion fue el que siguió Carlos III cuando anunció que le iban a operar de la próstata.
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