Con la kipá judía y conciliador. Al príncipe heredero Guillermo no le ha quedado más remedio que plegarse a las exigencias de su Gobierno y de Carlos III y ha visitado la Sinagoga Western Marble Arch de Londres. La visita, que se ha producido este jueves 29, se ha programado días después del valiente comunicado en el que el príncipe de Gales pedía el "alto el fuego" en la Franja de Gaza. Un gesto para compensar el mensaje de Kensington Palace, en el que subrayaba que "demasiadas personas han muerto".
Nueve días han transcurrido desde que Guillermo, a través de un comunicado inédito, expresara su preocupación "por el terrible coste humano del conflicto en Oriente Próximo" y saliera en defensa de la paz en la Franja. En la nota, el heredero instaba el cese de la violencia "cuanto antes" y subrayaba "la necesidad desesperada" de que la ayuda humanitaria llegase a Gaza. Toda una declaración inédita e inusual que rompía con la cultura del silencio de Buckingham cultivada por su abuela, Isabel II. Incluso algunos medios británicos se preguntaron entonces si Carlos III estaba al tanto de ese mensaje. La respuesta nos ha llegado hoy a través de la visita del príncipe de Gales a la Sinagoga Western Marble Arch de Londres, centro de culto judío de la capital.
Guillermo ha sido recibido por los embajadores del Holocaust Educational Trust, quienes le han hecho entrega de un ramo de flores silvestres para Kate. Con la kipá judía y un traje sastre de color azul navy, el heredero ha conversado con ellos y con una mujer de 94 años superviviente del campo de concentración de Auschwitz.
"El antisemitismo no tiene lugar en la sociedad. Los prejuicios no tienen cabida en la sociedad. Lo he dicho antes y lo diré de nuevo", ha declarado el príncipe, quien además ha subrayado: "Tanto Kate como yo estamos muy preocupados por el aumento del antisemitismo. Siento mucho si alguno de ustedes lo ha sufrido porque no tiene lugar". Y ha añadido: "No podemos dejar que eso (el antisemitismo) pase".
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