14 de febrero, Día de los Enamorados. A los reyes les ha pillado trabajando. Eso sí, juntos. Atendiendo a su agenda institucional, Felipe y Letizia se han trasladado a Barcelona para acudir a la inauguración de la Torre Puig-T2. Ella, gran amante de la moda, ha dedicado un guiño a la firma que engloba Rabanne, Carolina Herrera, Jean-Paul Gaultier o Nina Ricci (todos ellos presentes en el armario de la reina) y ha estrenado un sofisticado conjunto de Dries Van Noten, el diseñador belga que se incorporó a la compañía en 2018.


Se trata de un traje brocado formado por dos piezas: una chaqueta de cuello mao con hombros estructurados y un pantalón pitillo. Ha combinado el conjunto con unos salones slingback negros de Carolina Herrera, retomando así el tacón fino tras haber sorprendido en sus últimas apariciones con uno cuadrado mucho más cómodo, y portaba el bolso Initials Insignia Soft, un modelo pequeño con asa larga de cadena dorada cuyo precio alcanza los 830 euros.

Pero si algo destacaba en el outfit de la reina han sido sus pendientes. Los estrenó el pasado mes de octubre y están firmados por Carolina Herrera. Están bañados en oro en forma de jazmines con un detalle de cristal en el centro y están a la venta en la web de la firma por 245 euros.

Los reyes han recorrido las nuevas oficinas de la firma textil y cosmética acompañados por los Puig, que les han explicado en qué consistía cada área de trabajo, así como el Centro de Innovación, donde destacan los laboratorios de formulación de fragancias, cuidado de la piel y maquillaje, entre otros.

A la salida, los reyes se han dado un auténtico baño de masas con todos las personas que esperaban para saludarles. Doña Letizia se ha acercado muy risueña.
