La hospitalización de la princesa de Gales ha desatado un tsunami mediático en el Reino Unido. Hacía casi un mes que no veíamos a Kate Middleton pero nada hacía pensar que atravesara un momento delicado en lo que a salud se refiere. El escueto comunicado de palacio, que no ofrece detalles acerca de lo sucedido, ha dejado muchas preguntas en el aire y a última hora del miércoles eran muchos los rumores que apuntaban a que podía tratarse de un cáncer. Kensington los ha parado en seco: "No es un cáncer".
Sin embargo, la credibilidad de Buckingham Palace no atraviesa su mejor momento y las incongruencias en su discurso no han pasado desapercibidas. Por un lado, afirman que los temas médicos y de salud pertenecen al ámbito privado, pero solo unas horas después han explicado que el rey Carlos también será intervenido la próxima semana y en este caso sí han compartido el diagnóstico: "Como miles de hombres cada año, el Rey necesita someterse a un tratamiento por un aumento de la próstata. La condición de Su Majestad es buena y acudirá al hospital la próxima semana para una intervención correctiva. Los compromisos públicos del Rey serán pospuestos durante un breve periodo de recuperación".
Por otro lado, afirman que la intervención de Kate Middleton estaba planificada, pero lo cierto es que tenía actos en su agenda para la próxima semana y ha tenido que cancelarlos todos. No solo ella, también su marido, el príncipe Guillermo, que permanecerá al lado de la madre de sus hijos durante su ingreso hospitalario, entre 10 y 14 días. ¿Por qué, si sabían que la princesa tenía que pasar por quirófano, organizaron actos para ambos que ahora tienen que cancelar?
Kensington no aclara estas cuestiones pero sí desliza que con Guillermo al lado de su esposa y Carlos cuidando de su próstata, serán la princesa Ana y los duques de Edimburgo los encargados de cubrir las bajas del rey y su heredero en los actos de las próximas semanas.