A finales de julio los titulares abrían con la conexión Sanxenxo-Palma: Juan Carlos I estaba regateando en la ría de Pontevedra y don Felipe, en Mallorca. Dos Reyes, dos regatas, dos destinos y más 1.300 kilómetros de distancia. En este escenario informativo veraniego se montó el posado de verano del monarca, doña Letizia y sus hijas, Leonor y Sofia. ¿Cómo y por qué se diseñó así esta primera salida de los Reyes en Mallorca? Fue un paseo sorpresa por los idílicos jardines de Alfabia, en la Sierra de la Tramontana. Así lo vimos.
La Reina fue la protagonista absoluta de su estreno en la agenda palmesana en el Atlàntida Mallorca Fest. Pasó como un torrente, con un vestizado de Uterqüe y un bronceado máximo (atención al rosa babiecore de este segundo conjunto). Pocas horas después de la clausura oficial del festival de cine de aires indies, la reina reapareció con su marido y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Era la primera fotografía fija de la Familia Real en su verano oficial en la capital balear.
Se buscó una imagen espontánea para componer una imagen de cercanía y naturalidad con esos colores del atardecer mediterráneo que tanto favorecen. Alfabia, en Bunyola, es un lugar único en la Sierra de la Tramontana. Agua, fuentes y estanques decoran la finca, que tiene un espléndido jardín y un huerto. Todo fue pensado al milímetro.
