Casas Reales

Letizia, acusada de "laica y feminista", y de "echar al Emérito de España" (en sectores ultras)

La Reina Letizia, diana de ataques desde sectores ultraconservadores

La costumbre de las comidas prenavideñas ha tenido este año como referente a los Borbones, que compartieron mantel para comer juntos el pasado día 20, coincidiendo con el 60 cumpleaños de la infanta Elena. El almuerzo no solo fue noticia porque es insólito ver juntas a las infantas, las hijas de don Juan Carlos, con su cuñada y su hermano, el propio Emérito, doña Sofía, y otros muchos parientes. 

Fue noticia además porque la llegada del actual Monarca y su mujer, andando por la calle, y las de los otros ilustres invitados, fueron inmortalizadas por las cámaras de reporteros convenientemente avisados para que no pasara desaperciba la "obra teatral" protagonizada por tan distinguidos comensales. A la salida, ya el tumulto era parecido al de la boda de Lolita. Todo un éxito de audiencia. 

Incapaces de resistirnos al jugoso pedazo de carne que nos arrojaron, las fieras de la información Royal devoramos con hambre la presa, la troceamos a dentelladas y dimos cuenta de la paz y armonía que nuestros ojos contemplaron, así como de las sonrisas y el buen rollo que respiraban apellidos tan conocidos como Ortiz Rocasolano, de sangre roja, y otros de sangre azulada como Borbón y Grecia, Marichalar Borbón, Urdangarin Borbón, Gómez-Acebo Borbón o Zurita Borbón. 

Los chismes de Paris Match, The Times o The Telegraph

Se habían recogido en días anteriores, allende nuestras fronteras, en medios como el semanario francés Paris Match o los británicos The Times o The Telegraph, chismes como que don Juan Carlos había movido los hilos para vengarse de su nuera, aireando supuestos amores pretéritos de doña Letizia, según sugirió el último rotativo citado. Se supone que el Emérito atacó a la mujer de Felipe VI filtrando cotilleos porque ella es quien forzó su alejamiento. Recordemos que el rey emérito está  autoexpatriado en Abu Dabi desde agosto de 2020. Por supuesto, es mentira, y nada prueba que así sea. Pero otra cosa es que medios tan poderosos exijan pruebas de que las relaciones entre Felipe VI y su mujer, y el resto de la Familia, son cordiales. Dicen que la comida la pagó don Juan Carlos.

El País afirma este domingo de Nochebuena en un artículo firmado por Miguel González que doña Letizia es considerada "una mala influencia sobre el Rey" por sectores "ultraconservadores" que "la han convertido en blanco de sus ataques".

Se refiere el autor en esa información a la publicación de un libro de Jaime Peñafiel (del que ya informamos en su día) con el testimonio de Jaime del Burgo, excuñado de la Reina, en el que habla de un romance con ella; además de la publicación de whatsapps personales de doña Letizia que fueron borrados después.

Pero por encima de las especulaciones están los hechos: y, forzada o no, la escena de la familia del Rey comiendo en armonía en un restaurante madrileño el día del cumpleaños de doña Elena es un hecho innegable: se produjo esa reunión.

Otra cosa es que don Juan Carlos I no esté autorizado a dormir en Zarzuela, porque así lo acordó el Gobierno con Felipe VI, por lo que prefiere no pernoctar en Madrid si no le dejan hacerlo en la que fue su casa durante tantos años. Por eso, tras la reunión familiar, tomó un jet privado para regresar a Abu Dabi, como en anteriores ocasiones.  Lo mismo hizo el 31 de octubre, después de celebrar en El Pardo con el resto de la Familia Real la mayoría de edad de su nieta la princesa Leonor, cuando fue excluido de la ceremonia solemne en el Congreso.

Juan Carlos I, como ya adelantamos, pasa sus cuartas Navidades en Emiratos, acompañado tal vez de Froilán y ningún familiar cercano más. Pero sus parientes y seguramente un nutrido grupo de amigos viajarán el 5 de enero para celebrar allí con el anterior jefe de Estado su 86 años. Fuentes de Zarzuela aseguran a este digital que don Juan Carlos puede visitar España o residir en su país "si Su Majestad lo desea" y que "nadie se lo impide". Otra cosa es que el Emérito prefiera permanecer en la península arábiga, donde Hacienda no puede pedirle cuentas, situación que cambiaría si volviera a tener residencia fiscal en España. Su vuelta depende más, por tanto, de cuestiones logísticas y tributarias.

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