Las etiquetas matrimonio real, traición y divorcio circulan por las redes con el foco puesto en Dinamarca. El tornado Genoveva Casanova ha arrasado la apacible vida de la Casa Real danesa. Cada imagen, cada gesto, cada color que elige Mary Donaldson para sus looks en actos públicos es analizado con lupa por los observadores royal. Las fotos de el príncipe heredero, Federico, de paseo con la mexicana por Madrid, han dinamitado los cimientos del matrimonio. Hasta el punto de colarse en las mesas de debate la palabra divorcio. Esto después de que Womam's Day publicara que Federico y la abogada australiana duermen en camas separadas. Aun así, la palabra divorcio hace temblar a la reina Margarita. Un enorme escollo para la monarca, de 83 años, que planea ya su sucesión. En el caso de nuestros reyes, Felipe y Letizia se casaron en 2004 (el mismo año que los daneses) en régimen de separación de bienes. La periodista asturiana firmó unas capitulaciones, cuyo episodio recoge así Jaime Peñafiel en su nuevo libro Letizia y yo.
Recoge Peñafiel muchos testimonios de Jaime del Burgo, ex marido de Telma Ortiz, quien en este nuevo texto se define a sí mismo "como un vagamundo universal al que le han pasado muchas cosas; algunas, extraordinarias, como mi romance con Letizia, una mujer al borde del colapso (...). La mafia institucional no sabía de un amor que nació en Venecia antes del año 2000. A veces, lo que para uno es simple anécdota del devenir de la vida amorosa, para otros resulta ser una amenaza para el sistema". El matrimonio de la asturiana y el príncipe de Asturias se estableció en un régimen de separación de bienes con un acuerdo que reconocía, en caso de divorcio, que la periodista recibiría una asignación económica que le permitiría vivir de forma acomodada para el resto de su vida. El punto más estricto hacía referencia a los hijos. Letizia debió renunciar a la custodia de sus descendencia antes de casarse con el heredero.
"A don Felipe tampoco le gustaban aquellas capitulaciones"
Este episodio Peñafiel lo relata así: "Aunque desde el primer momento quedó claro que lo de Felipe y Letizia era un matrimonio por amor, había que dejar todo muy atado ante un posible divorcio, mediante las capitulaciones. Pero había un tema que Letizia se negaba a firmar tal y como estaba redactado por los asesores de Zarzuela: lo referente a los hijos en caso de separación. 'Si te separas, a ti tienen que tratarte mejor que a Lady Di', le dijo Jaime del Burgo. El abogado navarro aún mantenía una amistad con la futura princesa. "Fue Jaime quien aconsejó a Letizia que no las firmara de la manera en que habían sido escritas". Continúa su relato el autor mencionando de nuevo a Del Burgo: "Llamé a Felipe, un hombre de buen corazón. A él tampoco le gustaban aquellas capitulaciones".
Tal y como asegura el periodista, Zarzuela advirtió a Jaime del Burgo que había que firmar "tal y como aparecían". Al final, según Peñafiel, "Felipe prometió a Letizia que, en caso de que el matrimonio no llegara a buen término, cuidaría de ella y respetaría sus derechos como madre si para entonces tenían descendencia".
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