El pasado 25 de octubre, Federico de Dinamarca disfrutó de una entretenida jornada en Madrid que terminó en la casa de Genoveva Casanova. Mientras tanto, su mujer, Mary Donaldson, hablaba en Nueva York para Naciones Unidas sobre la paz y los derechos de las mujeres y las niñas. Una información que, para más inri, coincide con el viaje de los Reyes Felipe VI y Doña Letizia al país escandinavo, y en el que los herederos al trono simularon este martes la más absoluta normalidad. Cabe destacar que Mary de Dinamarca está curada de espantos. O eso parece.
Aunque la ex de Cayetano Martínez de Irujo niega tener "una relación romántica" con el príncipe heredero, la noticia sobrevuela la sociedad danesa. Padres de Christian (18), Isabella (16), Vincent y Josefina (12), ahora se enfrentan a una nueva polémica.
Para empezar, hace un tiempo que a Federico de Dinamarca se le empezó a conocer como "el príncipe turbo" por su intensa vida de "soltero de oro". Se dice de él que es algo enamoradizo. Y la verdad es que su historial lo delata: entre las mujeres que han conquistado su corazón están Malou Aamund, Katja Storkholm, Maria Montell o Bettina Ödum. Muchas de ellas -la mayoría- consideradas grandes bellezas de la época.
Soltero de oro (marido, no tanto)
Estos encuentros coincidían con sus inacabables y controvertidas salidas nocturnas y sus problemas con la ley. De hecho, el Parlamento danés ya le dio un toque en 1992 invitándolo a renunciar a sus derechos dinásticos, pero esto no sucedió. El príncipe siguió a la suya y por su camino se cruzó con Mary Donaldson. En concreto, en los Juegos Olímpicos de Sídney del año 2000.
Con la australiana pasó por el altar. Y, aunque todo parecía ir bien entre ellos, cuatro años después del enlace el príncipe fue pillado besando a otra mujer durante una salida nocturna por la capital danesa.
Escándalos y lo de siempre: silencio
Más tarde, en 2017, el matrimonio volvió a revolverse. La revista danesa Her & Nu acusó al príncipe de haber vuelto a ser infiel. Y no solo de eso, ya que este habría pagado 7.000 euros para silenciar el caso. Tampoco se dijo nada sobre estas informaciones, que con el tiempo se fueron disipando hasta llegar a una falsa normalidad, pues tres años después un nuevo escándalo volvería a llevar el nombre de Federico.
En 2020 salió a la luz que este poseía una propiedad secreta en Suiza valorada en un millón y medio de euros. Nadie sabía -aunque se podía llegar a intuir- que a su trayectoria le quedaban nuevos escándalos por añadir. Por el momento, él calla. Y Mary también. Suma y sigue.
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