El centro del universo mediático se sitúa en el Congreso. Todos los caminos en Madrid conducen al Palacio de las Cortes. La princesa Leonor jura la Constitución en una sesión solemne conjunta que tiene lugar este martes 31 de octubre, fecha en que cumple 18 años. De forma oficial y ante la soberanía nacional, se convierte oficialmente en la heredera de la Corona. Su primerísima imagen a bordo del Rolls Royce Phantom IV nos deja una fotografía para la historia. Iba muy sonriente. Saludaba con su mano derecha. Su hermana, la infanta Sofía, se acompasaba con ella en el saludo.
Protagonismo nuclear de Leonor en una agenda vertiginosa. Venimos de muy alto. La jura de Bandera de la dama cadete Borbón, su debut en el 12 de octubre con el uniforme del Ejército de Tierra, su estreno en la recepción de palacio y ese quinto discurso en los Premios Princesa de Asturias en Oviedo. El ochomil alpino de su proyección pública en apenas un mes. Su rostro ha inundado las calles de Madrid.
En este frenético ascenso hasta la cima de la mayoría de edad la hemos visto preparada, muy centrada en su papel de heredera, con voz segura de sí misma, madura y con ganas. Tiene herramientas en comunicación y empatía emocional y social. Sabe utilizarlas. Es muy disciplinada. Transmite una potente imagen feminista con su uniforme de gala de Tierra y su gorra grancé. Con esa fotografía ha conectado muchísimo con su generación centennial. Lleva con el mismo brillo un vestido de H&M o un diseño azul de Moisés Nieto. Pero este acto es trascendental en su vida y como tal marca también un look, cuando menos, trascendental. Va de suyo. Y así lo he visto desde la tribuna de prensa en el Hemiciclo de las Cortes. Esta ha sido su elección.
Con el Toisón de Oro como su padre
Para esta ceremonia solemne en el Palacio de las Cortes, Leonor ha portado el Toisón de Oro. Igual que su padre. Al final, Leonor ha reinterpretado el protocolo, ha revisitado los códigos de imagen de estos actos y los ha hecho suyos. Ha escogido un traje sastre de americana y pantalón en blanco nieve de la sastrería madrileña Serna. Un color de luz que transmite optimismo y serenidad. De estilismo, una coleta de caballo juvenil. Una princesa del siglo XXI.
Un calco del sastre de Letizia en la pedida de mano
Este sastre nos reconecta con el inmenso (inmenso por mediático) traje pantalón que lució su madre hace ahora 20 años en la pedida oficial de mano. Un Giorgio Armani de cuello chimenea que ha quedado para la historia.