Adiós a la empresa boyante de los padres de Kate Middleton y adiós también a su gran fortuna que amasaron desde 1987. Party Pieces, un auténtico universo de decoración, objetos y disfraces para fiestas infantiles, cayó en suspensión de pagos. Carole y Michael Middleton, padres de la princesa Kate, vendieron el que fuera su emporio al empresario James Sinclair con una deuda acumulada de más de tres millones de euros. La pesadilla aún no ha acabado.
La pandemia, los confinamientos y el parón del negocio causó un grave impacto en la cuenta de resultados de Party Pieces. Los Middleton solicitaron entonces un préstamo de 200.000 euros. Han pasado tres meses desde que vendieron la compañía y los acreedores siguen sin ver liquidadas sus facturas. Continúan con las manos vacías. Un límite insostenible.
El horizonte se presenta oscuro para los suegros de Guillermo en la localidad donde residen, Bucklebury, al oeste de Londres, a 100 kilómetros de la City. Los proveedores aún no han cobrado y aparece el pueblo empapelado en carteles de protesta reclamando a los Middleton que hagan frente a sus deudas. Un señalamiento que ha provocado que el hermano de Kate, James, acabara arrancando los carteles, tal y como recoge la prensa británica.
Desde 36 años, los padres de Kate hicieron una fortuna que arrancó en una pequeña tienda casera en el patio de su propia casa. Cuando despegó Internet, canalizaron el negocio online y las ventas se dispararon hasta gestionar más de 4.000 pedidos a la semana.
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