La tradición del verano se repite y eso comprende también las actividades que cada miembro de la Casa Real disfruta en Palma de Mallorca. Y, concretamente, Felipe VI tiene una costumbre que nunca se salta año tras año: ir a un bar muy convencional donde se reúne con amigos y disfruta de una receta casera que le fascina, pollo asado y croquetas de roquefort.
Ambos platos, tras los que se esconde una elaboración top secret que ha pasado de padres a hijos, consiguen que nuestro rey sea "muy feliz", trasladan fuentes cercanas a Telecinco este viernes.
Al mismo tiempo explican que Felipe es "una persona muy cercana" y que nunca les avisan de su visita. "Viene como cualquier persona, es muy sencillo. Vienen a desconectar, a comer y a disfrutar un buen rato".
Tan cómodo se siente en este bar de Mallorca, que el marido de doña Letizia dejó su marca en el sentido literal de la palabra. Cumplió con la tradición del lugar: dejar una seña con las medidas. La suya es 1,97.