Dos barcos, dos mares, dos reyes al timón y toda una península por el medio. Eso ocurrirá esta semana que comienza cuando Juan Carlos I aterrice el jueves en Sanxenxo para participar en la regata de barcos de 6 metros, que se celebra en la localidad gallega después de, como adelantamos, haber sido retrasada varias semanas, con permiso de la Federación de Vela, para que la presencia del anterior Jefe del Estado, no tuviera repercusión alguna alguna en la campaña electoral.
El Emérito toma el timón del Bribón, el barco de su amigo Pedro Campos, el viernes. Pero ese mismo día Felipe VI se sube en Palma de Mallorca al Aifos, el barco de la Armada donde compite el jede del Estado en la Copa del Rey de Vela.
A padre e hijo les separan esta semana algo más que la península Ibérica y mil kilómetros. La presencia de don Juan Carlos, que abandona por unos días su voluntaria ex patriación en Abu Dabi, incomoda a la Casa Real. El antiguo monarca llama la atención de los medios y siempre es actualidad por los múltiples avatares judiciales, que no cesan. Esta semana se ha celebrado en Londres la vista por la demanda de Corinna Larsen contra el Emérito, al que acusa de acosarla con todo el aparato del estado, por lo que exige que la indemnice con 146 millones de euros. Por otra parte, el anterior bufete londinense que defendía los intereses del rey (ya va por el tercero), denuncia que don Juan Carlos le debe el pago de la minuta por su trabajo. Un motivo más para que la presencia mediática del padre de Felipe VI, afecte a la imagen de la monarquía. Una semana interesante para seguir esta actividad paralela de dos reyes separados por tierra, mar, aire y otros motivos mucho más difíciles de superar.