Pocas sorpresas en la cumbre de las familias Borbón y Urdangarin este viernes en Ginebra, aunque han sido evidentes algunos aspectos llamativos. A la ceremonia de graduación de Irene, la hija pequeña de la infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarin, asistieron sus abuelos don Juan Carlos y doña Sofía, y también su otra abuela, Claire Liebaert, la madre de Iñaki, quien a pesar de su salud delicada no ha querido perderse un día que su nieta nunca olvidará.
Todos juntos y en armonía aparente, dado que son personas educadas y siempre correctas cara al público. No podía ocurrir ningún episodio desagradable entre ellos, por respeto y cariño a la protagonista del día. Urdangarin y el rey Juan Carlos no han salido juntos del lujoso hotel Four Seasons para evitar una foto que no sería sincera, en el sentido de desvirtuar la realidad, pero es seguro que se han saludado con corrección en su primer encuentro cara a cara en más de cinco años.
Este establecimiento hotelero de 5 estrellas Gran Lujo es donde se han alojado los reyes eméritos, la infanta Elena y sus hijos Victoria y Felipe de Marichalar, Urdangarin, su madre y algún otro miembro cercano de la familia, por cortesía de don Juan Carlos, que ha querido obsequiar a los asistentes, según ha podido saber Informalia, haciéndose cargo de su estancia en la ciudad suiza, por deferencia a su nieta.
Irene, una joven deportista, sana y estudiosa, ha querido celebrar el fin de su etapa escolar y su mayoría de edad, evitando el tradicional baile en sociedad que acostumbran a convocar las adolescentes de grandes familias, algo que su prima Victoria celebró en Madrid con una espectacular fiesta con decenas de invitados, vestidos largos de alta costura para sus amigas, baile y copas hasta el amanecer.
Irene, que es discreta y evita la ostentación, ha preferido un almuerzo tardío con todos sus familiares y tener cerca a sus padres, aunque hablamos de un matrimonio roto a punto de divorciarse.
Preocupación por el rey emérito
Lo que han observado quienes conocen bien a la familia de los reyes es el mal aspecto que presenta desde hace semanas el antiguo monarca. Ya en la boda real de Jordania, Juan Carlos I apareció mucho más delgado, algo demacrado y con un aire cansado que nada tenía que ver con los problemas de movilidad que ya habíamos observado.
Fuentes cercanas a su entorno explican a Informalia que el antiguo Jefe del Estado habría sido operado de un problema de piel, que la cicatrización no ha sido buena, no acaba de completarse, no duerme bien y que esa situación le produce cansancio y mal aspecto.
Por otra parte, la ausencia de los reyes Felipe y Letizia es comprensible, dado el manifiesto alejamiento que han impuesto el rey actual y su esposa al emérito, evitando cercanía, excepto en contadas y forzosas ocasiones, como funerales de Estado o la coronación de Carlos III, de la que fue excluido a pesar de estar en Londres. Lo realmente llamativo es la ausencia de Leonor y Sofía, primas hermanas de Irene, con la que han aparentado una buena aunque escasa relación.
Leonor ha terminado hace semanas sus estudios en Gales, está de vacaciones aunque no sabemos dónde, ya que desde su regreso a España solo se la ha visto en la confirmación de su hermana Sofía. Y esta última, que ha finalizado prácticamente el curso escolar, podía perfectamente ausentarse de Madrid, dado que la graduación de su prima se ha celebrado en fin de semana.
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