Nada, que no se va. El príncipe Andrés se está tragando toda la obra de reforma de su mansión de 30 millones de libras (34,9 millones de euros) porque le da miedo mudarse. Teme que le desahucien de este inmueble que pertenece a la monarquía. Se trata de la bellísima casa de campo de 30 habitaciones Royal Lodge, en Windsor Great Park, Berkshire, Reino Unido.
La hoja de ruta de Carlos III está marcada por su intención de reducir el número de miembros que integran la familia real. En este guion se cruza el duque de York. Invisibilizado como está desde que estalló el caso Epstein y su conexión con la red de prostitución de menores, el príncipe Andrés está muy muy lejos de ser rehabilitado. Además, pasa por los planes del monarca darle un nuevo uso a este inmueble, que procede de su abuela, la reina Madre, y que ocupa el duque gracias a un contrato de alquiler. Cita la prensa que el hermano del Rey habría invertido de su bolsillo 7 millones de libras (8,1 millones de euros) en mejoras. Y que no se va ni aunque esté de obras.
En la sombra, sin título ni honores y sin agenda, el que fuera hijo favorito de Isabel II sigue instalado en el bucólico Royal Lodge, propiedad de la monarquía, y se niega salir de allí. Pese a que el inmueble se encuentra en pleno proceso de reformas, Andrés se ha hecho fuerte. De ahí no se mueve. Teme "que no le dejen volver a entrar". Lo publica Daily Mail.
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