Hay cuatros escenarios clave en esta coronación histórica de Carlos III y de Camilla. La Procesión del Rey, la de ida y la de vuelta (ya coronados); la abadía de Westminster con los 2.000 invitados, y la famosísima y esperada foto de familia de los Windsor desde el balcón de Buckingham. En ninguno de estos cuatro puntos Harry va a posar, actuar o tener un contenido. Está despojado de funciones y no desempeña ningún rol.
La presencia del príncipe en Londres este sábado 6 de mayo en la entronación de su padre, de 74 años, el más longevo de la historia, queda relegada a un asunto meramente familiar. Un reencuentro entre padre e hijo. El duque ha llegado a Londres este mismo día, horas antes de la magna ceremonia. Ha viajado en un vuelo línea de regular y después, tras el fin de la coronación, se marchará corriendo a Los Ángeles para estar con su hijo, Archie, que este sábado cumple 4 años.
Harry ha llegado a la Abadía de Westminster al tiempo que su prima Beatriz de York, hija del deshonrado príncipe Andrés, y antes que los grandes protagonistas, su padre, su madrastra, su hermano, el príncipe Guillermo, y su cuñada, Kate Middleton.
Ha entrado a la iglesia solo, sonriente, ajeno a la polémica y minutos antes de comenzar la ceremonia a las doce del mediodía. Meghan Markle permanece en Estados Unidos. Su presencia es familiar, como gesto de acercamiento a su padre. Harry no tiene contenido ni desempeña ningún rol en el evento. Está invisibilizado en The Firm. Era lo que él y su mujer habían buscado desde que activaron el Megxit.