Ainhoa Armentia se casó con Manuel Ruiz hace 20 años, dos décadas casados y dos hijos, pero su marido no tardó ni una semana en poner en marcha el divorcio nada más descubrir que su mujer vivía una relación extraconyugal nada menos que con el marido de la infanta Cristina.
Al dolor y al desgarro del desamor se unió el escarnio público, la persecución de los pararazzi, las cámaras de televisión, el escrutinio constante de los vecinos con la mirada. No había más remedio que reorganizar la situación.
El marido de Ainhoa no tenía junto a él la ilusión de una nueva pasión, tampoco, como la otra víctima, la infanta Cristina, asesores, palacios, fundaciones que pagan 400.000 euros al año, a don Juan Carlos como asesor y consejero. Solo él y sus hijos. Pero se refugió en ello, en su trabajo, se levantó y ya ha conseguido estar divorciado. Es libre. Se marchó a una residencia y dejó la casa a la mujer que le había engañado.
Manuel Ruiz y Ainhoa Armentia comenzaron tan rápido como pudieron los trámites para poner fin a su matrimonio. Después de 19 años de casados llegó el shock de la peor manera. No, no fue un encuentro privado en el que su esposa le dijo: 'Tengo algo que contarte'. Fue la portada de una revista en la que vio a la madre de sus hijos de la mano del yerno de Juan Carlos I en una playa. La explicación llegó después. Y Ainhoa no pudo decirle aquello de 'esto no es lo que parece'. Era lo que parecía. Estaba locamente enamorada del cuñado de Felipe VI, de un hombre casado y tan famoso como para cambiarle la vida para siempre.
Pero no ha sido así para él. Al menos en lo que el marido de Ainhoa ha podido evitar. Su comportamiento ha sido ejemplar. Tras el bombazo llegó el tsunami que no ha parado. Se dice que el matrimonio no atravesaba un buen momento.
La otra engañada, la infanta Cristina, se encontró también de bruces con la infidelidad del padre de su hijos. Pero la hija de doña Sofía al menos estaba preparada si no para el desamor, sí para enfrentarse a la tormenta: lleva desde que nació sabiendo lo que es la presión mediática y cuenta con medios, resortes y asesores para gestionar mejor un terremoto personal de esas dimensiones.
Urdangarin visita a Ainhoa cuando los hijos están en su casa
Todo ha cambiado para Ainhoa y Manuel. Dice la revista Hola que ya tienen el divorcio y que la compañera de trabajo de Urdangarin sigue ejerciendo de analista contable. Al principio fue ella quien se marchó al piso de su padre tras hacerse pública la infidelidad que paralizó España. Después, fue ella quien se instaló en el domicilio conyugal con sus dos hijos. Fue Manuel Ruiz quien dejó de convivir con ella y los niños y su marido buscó una casa en la que vivir. Manuel, por el bien de sus dos hijos, ha demostrado ser una persona civilizada porque para él los niños son su prioridad. Asume por ejemplo que Iñaki visita habitualmente a Ainhoa también cando los pequeños están.