A punto de cumplir 50 años, Letizia ha recibido un regalo anticipado. El suplemento semanal del diario El País le dedicaba este domingo la portada y un extenso reportaje, producto del seguimiento durante cuatro meses de las actividades de la reina.
El autor, Jesús Rodríguez, es un reputado profesional, especializado en artículos en profundidad, que publica después de una minuciosa documentación. Hace un tiempo, firmó también otro extenso tema sobre la vida por dentro del palacio de la Zarzuela y sus entresijos, considerado por algunos lectores y colegas como demasiado cortesano. Esta vez le ha sido concedido el privilegio de seguir de cerca a la esposa de Felipe VI, en sus más recientes movimientos en España y el extranjero.
Para algunos profesionales, se trata de una entrevista encubierta. No ha sido sólo un seguimiento de la reina a media distancia, parece evidente que el periodista y la protagonista de su historia han hablado, aunque en el texto no se expliciten las conversaciones.
Como contraste, hay que recordar que reinas o herederas europeas, de Máxima de Holanda a Margarita de Dinamarca, Ingrid de Noruega, su madre Mette Marit, Guillermo y Kate de Inglaterra y en otras Casa Reales, se han dado entrevistas en prensa y televisión, con la mayor naturalidad. Lo han hecho en España el mismo don Felipe, el rey emérito y hasta la reina Sofía. Nunca Letizia o sus hijas se han puesto frente a un micrófono contestando a preguntas de un periodista en una entrevista.
En los comentarios de los lectores en la página web del diario, algunos coinciden en calificar el texto de un lavado de imagen de la reina, cuestionada en ocasiones por distintos motivos. Otros lo califican de publirreportaje, y algunos, "más propio de una revista del corazón que de un periódico serio". Hay opiniones para todos.
El texto es en general positivo para Letizia, mostrada como una luchadora por hacer bien su trabajo como consorte, a pesar de las dificultades de adaptación de sus primeros tiempos en Zarzuela, y no pocas zancadillas, como ya sabíamos, pero incurre en ciertas contradicciones y omisiones.
Por ejemplo, asegura el periodista que la reina padece metatarsalgia, una dolencia en los pies con la que noes lo más aconsejable usar tacones altos, "algo que ella aborrece" (los tacones). Resulta chocante porque muchas veces hemos visto a la reina en actos de mañana, culturales, solidarios o académicos en los que no eran necesarios los tacones de diez o más centímetros que usaba con gran frecuencia.
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También parece recoger las quejas de la consorte porque la prensa y la opinión pública se ocupen más de su vestimenta en actos públicos que del objeto de sus actividades. Sin embargo la reina estrena modelos distintos en muchas apariciones y es una magnífica embajadora de la marca España precisamente porque los medios hacemos de caja de resonancia. Aunque últimamente la repetición acerca a la reina al resto de las morales. Frente a esta predilección de cambio de ropa frecuente, mujeres importantes como la ex canciller alemana Angela Merkel, o Ursula von der Leyen, primera autoridad de la Unión Europea, y la primera dama francesa Brigitte Macron visten de forma manifiestamente sencilla, casi siempre con unas chaquetas sobrias y pantalones, mientras Letizia, a veces impacta con modelos llamativos, que llaman automáticamente la atención, como ha hecho este verano en la recepción a las autoridades de Baleares en el palacio de Marivent. Dos días después daba un paseo por las calles de Palma, con una minifalda: cualquier experto en comunicación podría haber anticipado que iba a suscitar comentarios. Es inevitable ser un icono de moda y que no se hable de cómo viste.
Destaca el texto la preocupación de la reina por prepararse sus viajes de cooperación y actos oficiales, y lo hace como si fuera un mérito extraordinario y no su principal obligación, por la que recibe un sueldo que roza los 150.000 euros, casa y ciertas ventajas aparte.
También se confirma que las relaciones entre Letizia y la reina Sofía no son estrechas ni fluidas, aunque en sus apariciones juntas en Palma parecía que la actual reina quería evidenciar cercanía a su suegra, imágenes que parecían un tanto impostadas o forzadas, para hacer olvidar el más que presunto desplante de Letizia a la abuela de sus hijas, en aquella misa de Pascua en la catedral mallorquina, episodio que el artículo de El País no ignora.
Leonor militar
El perfil deja claro que es la abuela Paloma Rocasolano, quien cuidaba a Leonor y Sofía cuando su madre estaba ausente. Nos devela por otra parte que Leonor pasará por las tres escuelas militares, como ya adelantamos hace un año, como hacen y harán otras princesas herederas europeas. Que estudiará entre otras materias la carrera de Derecho, pilar de la formación de cualquiera que tenga una responsabilidad pública. Y que madre e hijas asistieron en Madrid en gran secreto, al concierto de Rosalía, como si fuera algo clandestino.
No hay rastros en ese artículo de muchas preguntas que se hace la opinión pública sobre la Familia Real y Letizia en concreto. Se ha hecho pública la fortuna de Felipe VI pero no la de su consorte. Siguen siendo secretas sus vacaciones, o cuánto le cuestan al erario público.
Se menciona el fallo de la reina mandando mensajes cómplices a su compyyogui, Javier López Madrid, un individuo en libertad condicional, procesado por delitos graves de los que deberá responder en el banquillo. Gente cercana al empresario asegura que sigue en contacto estrecho con los reyes como íntimo amigo que es. Muchas preguntas se han quedado sin respuesta. Puede que sea porque no se han hecho o porque no fueron respondidas.