Vestida con vaqueros, camiseta blanca y una gorra con la que ocultaba parcialmente su rostro. Así ha llegado Meghan Markle a Uvalde (Texas) este jueves, apenas un día después de que un pistolero de 18 años irrumpiera en un colegio y matase a 21 personas: 19 alumnos menores de edad y dos profesoras que trataban de protegerlos.
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El portavoz de la duquesa de Sussex ha aclarado que esta visita es "a título personal, como una madre más, para ofrecer sus condolencias y apoyo a una comunidad que experimenta un dolor inimaginable en estos momentos". Visiblemente afectada y con lágrimas en los ojos, la esposa del príncipe Harry ha visitado el memorial improvisado a las puertas del juzgado, junto a la escuela primaria en la que tuvieron lugar los asesinatos, y dejó un ramo de rosas blancas junto a la cruz colocada por Uziyah García, una niña de 8 años fallecida este miércoles.
Meghan no había avisado de su visita a la prensa, de hecho, no habló con ningún periodista, y acudió acompañada de un guardaespaldas. Tras el memorial, la duquesa visitó el centro comunitario, donde llevó alimentos y bebidas para las familias de las víctimas. "No teníamos ni idea de quién era. Vino y habló con nosotros sobre lo que había sucedido, muy apenada. Entró y comenzó a poner agua helada en el balde, como el resto de nosotros, y a colocar papas fritas para los donantes de sangre. Pensamos que era una vecina", ha dicho uno de los voluntarios del centro.