La ruptura entre los príncipes de Mónaco es ya un secreto a voces aunque su círculo afirma que quieren aparentar toda la normalidad posible de puertas para afuera, al menos él. Por eso, Alberto de Mónaco ha aceptado un acuerdo muy generoso para que su esposa continúe ejerciendo de sonriente primera dama en los actos oficiales del Principado.
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La pareja ha mantenido un duro tira y afloja en los últimos meses, pues la princesa no quiere estar separada de sus hijos pero tampoco quiere residir en Mónaco. Así las cosas, Alberto y Charlene habrían llegado a un acuerdo: ella residirá sola, en Suiza, mientras los pequeños Jacques y Gabriella se quedan con su padre. Por su puesto, ella podrá visitarlos siempre que quiera y los niños viajarán durante parte de las vacaciones para estar con ella fuera del Principado.
Por otro lado, Charlene habría aceptado continuar ejerciendo como primera dama en actos oficiales a cambio de una cuantiosa remuneración que su esposo ha autorizado: 12 millones de euros anuales. Según la revista Voici, el nuevo contrato confidencial firmado entre los esposos cuenta con numerosas cláusulas, impuestas por la ex nadadora, que se irán descubriendo estos días.
La princesa reapareció el pasado fin de semana junto a su marido y sus hijos en la celebración de un torneo de rugby en Santa Devota. Allí dejó ver que se encuentra ya muy recuperada de la afección que la mantuvo en Sudáfrica durante casi seis meses y la depresión que, más tarde, la obligó a ingresar en una clínica mental en Suiza, donde ha encontrado la paz que necesita.
