El patrimonio personal de Felipe VI es exactamente de 2.573.392,80 euros, según Su Majestad hizo público a finales del pasado mes de abril. El monarca hace cada año la declaración de la renta y del patrimonio y se deduce las retenciones fiscales practicadas. Pero a pesar de este plausible ejercicio de transparencia seguimos sin saber detalles que afectan tanto al Monarca como a doña Letizia.
El jefe del Estado no tiene bienes inmobiliarios, ni dinero en el extranjero. Tampoco la reina. Su apartamento de soltera ya no le pertenece, lo vendió hace 15 años, poco después del fallecimiento de su hermana Érika, por unos 230.000 euros. Los Reyes no son propietarios, pero pueden disfrutar en régimen de usufructo de algunos de estos bienes, como su residencia habitual en dentro del complejo de Zarzuela, o sea, el Pabellón del Príncipe, o el palacio de Marivent, que últimamente usa más la reina Sofía.
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La mayor parte del capital (2,2 millones) el Rey lo tiene en cuenta corriente o de ahorro y valores de participación en fondos. También posee el único hijo varón de Juan Carlos I una cantidad aproximada de 300.000 euros en joyas o antigüedades "que han sido objeto de la correspondiente tasación", según decía el comunicado de palacio.
En el último cuarto de siglo, primero como príncipe y desde 2014 como rey, ha cobrado Felipe de Borbón 4.275.796,94 euros brutos, tal y como explicaba el comunicado de Zarzuela.
Desde que se hizo público el patrimonio personal del rey no han sido pocos los medios y especialistas que han escudriñado los datos proporcionados, además de concluir que los españoles tenemos uno de los monarcas más pobres del planeta.
Teniendo en cuenta el sueldo de Su Majestad y la discreta fortuna que ha logrado amasar, solo caben dos o tres posibilidades: o ahorra casi todo lo que gana (o sea, no gasta), o he invertido extraordinariamente bien, o la combinación de las anteriores. No es difícil que el jefe del Estado pueda ahorrar 9 de cada diez euros ganados si tenemos en cuenta la cantidad de gastos que tiene cubiertos, como la vivienda, el gasto energético, la mayor parte del transporte, la comida y demás gastos de manutención o la seguridad. Sí pagan sus gastos privados, sus vacaciones personales, los estudios de sus hijas, etc.
Más vestidos que la Nancy
Doña Letizia y su patrimonio no han sido objeto de este ejercicio de transparencia llevado a cabo por Zarzuela, lo cual se ha justificado explicando que la esposa del soberano no tiene "responsabilidades constitucionales". Eso sí, la reina recibe una asignación presupuestaria de la Casa Real, una cantidad que decide el Rey y que detrae del presupuesto asignado y administrado libremente por el Monarca. Tampoco hemos sido capaces de determinar si la ingente cantidad de vestuario, complementos y otros gastos de este tipo como maquillaje, peluquería y demás son asumidos por la 'economía familiar' de Sus Majestades o por el Estado como parte de gastos propios de quien pone su imagen constantemente al servicio de las instituciones para representarlas dentro y fuera de España. Podría decirse que nuestra reina tiene 'más vestidos que la muñeca Nancy' si la comparamos con una persona que no representa a un país pero no tiene tantos si la comparamos con reinas y princesas de otros lugares del mundo y con menos agenda.
En los últimos años, se ha convertido en práctica habitual lo que algunos medios llaman 'reciclaje' de vestuario, que no es más que repetir modelos o looks. Aun así, y teniendo en cuenta que se ha rebajado ostensiblemente el tren de estrenos y compras, el armario de la reina no cabría en un domicilio 'normal'. También es cierto que las marcas, por razones obvias, pugnan por vestir a la reina, y envían de forma gratuita modelos vestidos y complementos que ponen a disposición de sus estilistas para que en último término doña Letizia elija qué se pone para cada acto.
Sería deseable, para estirar y ampliar este sendero de transparencia iniciado por el Rey, que se detallara al máximo qué trajes, modelos, complementos, joyas y demás enseres llegan a manos de la reina, en qué condiciones y se explicaran detalles como si se devuelven, si pasan, como ya hemos visto en ocasiones, a la princesa de Asturias o la infanta Sofía (con tallas ya muy parecidas a doña Letizia) o si la Reina puede disponer de ellas por ejemplo para dejárselas a amigas o parientes o simplemente las guarda o las dona.