Kate Middleton cumple este domingo 40 años y, con motivo de su aniversario, le han permitido compartir nuevo retrato, una imagen tan vaporosa como el humo de una cortina que distrae del gran escándalo que vive Windsor a causa del príncipe Andrés, salpicado, más que salpicado, por el Caso Epstein.
La fotografía escogida en esta ocasión, de cifra tan redonda, inspira sin lugar a dudas la figura de una reina, de un cuadro histórico. La duquesa de Cambridge se postula así como futura reina o, mucho mejor, esposa y madre de futuros reyes. Epstein y Andrés son la sordidez y Kate Middleton la pureza.
En blanco y negro, con vestido vaporoso y melena al viento, Kate Middleton ha posado de perfil para Paolo Roversi, en el primero de tres retratos que formarán parte de la colección permanente del museo británico, National Portrait Gallery, del que la esposa del príncipe Guillermo es patrona.
El retrato lo compartió este sábado, víspera de su cumpleaños, a través de la cuenta oficial de los duques de Cambridge. El vestido que luce deja sus hombros al descubierto, lo cual resalta las joyas escogidas: pendientes de perlas y diamantes que pertenecieron a Diana de Gales, la legendaria madre de su marido.
Guillermo y Kate Middleton felicitaron hace días el año nuevo con otra imagen: la del día en el que acudieron al estreno de la última película de James Bond. Los Cambridge son sin duda el contrapeso mediático que la monarquía británica utiliza para neutralizar el desastre de imagen como el causado, no ya por los Sussex, sino por el escándalo que rodea al príncipe Andrés, cuya implicación en el maloliente Caso Epstein es cada vez más evidente. El hijo favorito de la reina Isabel sigue viviendo en palacio y, aunque apartado de la vida social, habita en Windsor junto a su ex mujer, Sarah Ferguson.
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Por ello, es importante reivindicar la pureza que irradian Kate Middleton y su marido: matrimonio moderno y feliz, padres de tres hijos maravillosos y alejados de los escándalos. Sus imágenes son un anuncio mientras que las de Andrés con la joven de la que presuntamente abusó cuando ella era menor son una película de terror.
El 40 cumpleaños de Kate es una ocasión que Buckhingham no podía desperdiciar, igual que el concierto navideño televisado que organizó en la Abadía de Westminster la duquesa cuando apareció acompañando al piano al cantante Tom Walker.
Dicen que la Duquesa, dada la situación sanitaria en el Reino Unido, pasará su cumpleaños en familia, tal vez con algunos amigos cercanos, en su casa de campo de Anmer Hall, donde acude con su marido y los niños muchos fines de semana y en vacaciones. En el confinamiento eligieron esta residencia.
La duquesa de Cambridge es sin duda la gran aliada del príncipe Guillermo, junto con sus tres hijos, George, Charlotte y Louis, para apuntalar la continuidad de la monarquía británica cuando la leyenda viva, de 95 años, llamada Isabel II, tenga que pasar el testigo.
Dado que, como decíamos, la sexta ola de coronavirus la obliga a celebrarlo en 'petit comité', la reina Isabel II, que adora a su nuera, ya está organizando una fiesta por todo lo alto para ella de cara al verano.
La duquesa llegó oficialmente a Windsor el 29 de abril de 2011. Ese día, contrajo matrimonio con el futuro heredero de la Corona en la Abadía de Westminster. Nacida en Berkshire como Catherine Elizabeth Middleton, estudió Historia del Arte en Escocia y conoció al príncipe en 2001, en la Universidad de St. Andrews. La juventud y la presión mediática provocó una ruptura en la joven pareja que, meses después, retomó su relación con más fuerza.
Los hijos llegaron pronto, George (2013), Charlotte (2015) y Louis (2018), y Kate compaginó su labor como madre de familia con sus responsabilidades en el organigrama real, donde apoya y copreside varias organizaciones benéficas relacionadas con los niños, la salud mental y el arte. Llamada a ser la nueva Lady Di, su popularidad subió como la espuma y se convirtió en la amabilidad y la perfección personificadas, formando un carismático y simpático 'trío' con su marido y su cuñado, el príncipe Harry, cuya relación era magnífica.
Una presunta infidelidad
Tras una primera década intachable como dama Windsor, comenzó la época gris de Kate Middleton. La primera de ellas, en primavera de 2018. Las imágenes del príncipe Guillermo en actitud muy cariñosa con Rose Hanbury, marquesa de Cholmondeley y esposa de David Rocksavage, dieron la vuelta al mundo y desataron los rumores de una supuesta infidelidad por parte del futuro heredero.
Los tabloides desvelaron, además, que Kate no era ajena a la situación y le hizo frente durante una reunión de amigos en la que plantó cara a la supuesta amante de su esposo ante la alta sociedad británica en Norfolk, donde veranean.
El escándalo dañó la reputación del príncipe y la de su esposa y dejó muy tocado al matrimonio, que hizo de tripas corazón para recomponerse, al menos de puertas para afuera.
La llegada de Meghan Markle
La relación de Kate Middleton con su cuñada es una de las 'manchas negras' en el flamante expediente de la duquesa de Cambridge. Al principio recibió a la ex actriz hollywoodiense con los brazos abiertos y se ofreció como amiga y cómplice, pero el férreo protocolo británico no estaba hecho para Meghan Markle y comenzó a sacar los pies del tiesto cuando su cuñada se entrometió en su boda con el príncipe Harry.
Aquella no fue la única discusión entre ellas, aunque las versiones sobre quién era la 'mala' y quién la 'buena' discrepaban dependiendo del medio. Fue, sin embargo, la primera vez que los tabloides retrataban una cara diferente de Kate Middleton, a la que acusaron de mangonear a la recién llegada y de ser altiva con el personal de palacio, entre otras cosas. La señalaron como una de las causantes del Megxit (la salida de Harry y Meghan de la Casa Real) y su popularidad bajó estrepitosamente.
Su hermano, la oveja negra
Kate es la mayor de tres hermanos: Pippa y James. Ella, casada con James Mathews y madre de dos niños, ha sido casi tan perfecta como su hermana. James, sin embargo, ha sido el encargado de llevar el escándalo a la familia Middleton, algo con lo que la duquesa de Cambridge ha tenido que comulgar antes y después de ser una Windsor. Su fama de juerguista casi superó la del príncipe Harry en su peor época y vieron la luz imágenes en las que James aparecía de fiesta, borracho y recreando escenas homosexuales con sus amigos.
En esta misma época, empalmaba un ligue con otro y abandonó los estudios para disgusto de sus padres, que habían fundado la compañía Party Pieces,? un negocio de venta por catálogo de artículos y decoraciones para fiestas y eventos con un valor estimado de 30 millones de euros.
Finalmente, James sentó cabeza. En 2018 conoció a la financiera Alizée Thevenet y, tras retrasar su boda por la pandemia mundial, contrajeron matrimonio el pasado mes de septiembre en la Provenza.
Su pasión oculta: la fotografía
Esposa, madre y royal, Kate es también una de las mujeres más elegantes del mundo. Ocupa un puesto en el Top Ten de los rankings cada año y es musa de Alexander McQueen, Catherine Walker y Jenny Packham.
Además, es amante del deporte, la naturaleza y hasta elabora su propia miel en su casa de campo, Anner Hall.
Pero si hay una pasión que Kate vive con intensidad es la fotografía. En los últimos años ha participado como fotógrafa en varias campañas y exposiciones de renombre, como Generaciones: Retratos de sobrevivientes del Holocausto. El pasado mes de marzo publicó su primer libro, Hold Still (Quédate quieto), un homenaje a la labor de los sanitarios en plena pandemia.