Los rumores surgieron hace ya un par de años pero se han intensificado ahora que la princesa Amalia de Holanda se acerca a los 18 años (los cumplirá el próximo 7 de diciembre) y es que la futura reina de los Países Bajos ya tiene novio. Medios argentinos y europeos señalan, además, al príncipe que ha robado su corazón. Y lo del príncipe aquí no es una floritura literaria, es que se trata del mismísimo príncipe Gabriel de Bélgica.
Lea también - Las biografías no autorizadas sobre Máxima de Holanda: de su obsesión por casarse bien al relato falso sobre su vida
Ambos tienen 17 años, forman parte de una línea sucesoria a un trono europeo y se conocen desde su nacimiento. Sus padres mantienen una excelente relación y la suya sería una unión de cuento de hadas... si no fuera porque el suyo es un amor 'prohibido'. ¿El motivo? La Constitución belga de 1831 tiene una ley que prohíbe expresamente los matrimonios de cualquier miembro de la familia real belga con algún miembro de la familia real holandesa. Y es que, tras la Revolución belga de 1830, por la que el país consiguió su independencia de los Países Bajos, se quería evitar que un holandés volviera a ocupar el trono de Bélgica.
Así las cosas, Amalia y Gabriel no podrían sellar su amor "en la salud y en la enfermedad, en la alegría y en la pobreza, hasta que la muerte los separe", aunque los expertos no descartan que, en el caso de que el rumor fuera cierto, bastaría con una enmienda constitucional para cambiar la norma.
El tema ocupa las primeras páginas de diarios belgas y holandeses, también del argentino Mendoza Port o del alemán Gala. Y mientras, las respectivas Casas Reales guardan silencio: "Son asuntos privados", argumentan. Lo cierto es que no hay pruebas de que la relación entre Amalia y Gabriel sea algo más que amistad, de hecho, hay quien afirma que tan solo se conocen a través de las redes sociales. Por el momento, ella está disfrutando de un año sabático, mientras que él acaba de comenzar sus estudios en el National Mathematics and Science College en Warwickshire, en la región inglesa de West Midlands, a casi 600 kilómetros de su supuesta amada.
