Indices Mundiales

Trump cumple 100 días con euforia bursátil a la espera de las reformas

  • Su victoria electoral ha sido un balón de oxígeno para la economía
  • Los inversores siguen esperando detalles sobre el cambio fiscal
Donald Trump, presidente de EEUU.

José Luis de Haro

Desde su victoria electoral el pasado 8 de noviembre, Donald Trump ha ofrecido un balón de oxígeno a una economía y unos mercados exhaustos. La bolsa americana ha soplado ya su octavo aniversario de subidas desde las miserias bursátiles dejadas por la crisis financiera mientras el PIB ha registrado una comatosa, pero continua expansión. Aún así, la actividad económica a este lado del Atlántico no ha conseguido alcanzar el 3% en los últimos 11 años y en 2016 despidió su peor año de crecimiento desde 2011.

Es por ello que el triunfo del republicano ha llegado acompañado de un nuevo vocablo en la jerga financiera que sirve como complemento para explicar la euforia vivida durante los últimos meses en los mercados patrios: la trumpflación. Básicamente, como explica Brian Pollack, gestor de Evercore Wealth Management, este concepto describe "la inflación que puede llegar a resurgir bajo los mandos de la nueva administración". Una expectativa "basada más que nada en la especulación, pero que los mercados asumen como una realidad", avisa.

Sin embargo, el espíritu animal que ha desatado esta estampida hacia las acciones estadounidenses está fundamentado en los datos económicos menos sólidos, relacionados básicamente con la confianza. "Las sorpresas positivas parecen estar completamente respaldadas sólo por datos suaves mientras que los datos duros son simplemente han cumplido con las expectativas", avisa la economista jefe de Morgan Stanley, Ellen Zentner.

Mientras el sentimiento de los consumidores alcanzaba en el mes que acabamos de dejar atrás niveles no vistos en los últimos 16 años o el optimismo entre las pequeñas y medianas empresas se disparaba hasta máximos de 43, las ventas minoristas crecieron en febrero un tímido 0,1%. De hecho, el indicador GDP Now que elabora la Reserva Federal de Atlanta y que no incluye factores como el sentimiento o la confianza estima que la economía del país creció en el primer trimestre del año cerca de un 0,9%. El Nowcast que elabora la Fed de Nueva York y que sí incluye estas referencias apunta a una expansión del 3%.

Lo que es obvio es que el desembarco de Trump en la Casa Blanca ha coincidido con un repunte económico fruto de años de expansión cuantitativa por parte de la Fed y una política monetaria extremadamente acomodaticia, que a su vez coincide con una mejora global. Un hecho que animó a los miembros del FOMC de la Fed, a adelantar la primera de las subidas de tipos previstas para este año.

Subida de tipos

El pasado 15 de marzo, el banco central estadounidense subió los tipos en 25 puntos básicos por tercera vez en casi una década sin perturbar al mercado, que ya sabe interpretar los mensajes implícitos de la guardiana que vela por mantener a raya los precios y por lograr el pleno empleo. Dicho esto,Yellen dejó claro en su rueda de prensa posterior a esta decisión que la subida de tipos no incluye las expectativas de lo que pueda cumplirse o no en Washington.

Una postura cauta en un momento en el que otros funcionarios de la Fed sopesan, incluso, otras tres subidas adicionales este año. La rentabilidad del Treasury a 10 años ha llegado a sobrepasar el 2,61% en los últimos meses, pero no ha conseguido romper esta cota regresando al nivel del 2,4%.

Brett Sanchez, analista de Goldman Sachs, señalaba en un informe distribuido por sus clientes que pese a la caída de los precios de los bonos el banco espera "que la rotación de la renta fija a la variable sea bastante limitada". Las veladas diferencias entre los miembros de la Fed llegan en un momento en que Trump ya ha expresado su deseo de no renovar el mandato de la presidenta de la Fed cuando expire en enero. A mediados de 2018 también finaliza el periplo de Stanley Fischer como vicegobernador, mientras que la Casa Blanca podrá suplir a tres nuevos integrantes del consejo de gobierno de la Fed.

Desde que el presidente Trump tomase posesión de su cargo el pasado 20 de enero, los inversores siguen esperando detalles sobre la reforma fiscal, que según las especulaciones, debería rebajar el impuesto de sociedades hasta un 15% o un 20% e incentivar la repatriación de beneficios, algo que esperan con ansia algunas empresas como Apple.

Otras propuestas, como el impuesto de un ajuste fronterizo que tase las importaciones en lugar de las exportaciones promete dificultar las negociaciones. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y Gary Cohn, director del Consejo Económico Nacional, apuestan por tener listo en plan antes de agosto pero dado los derroteros que tomó el Trumpcare, muchos consideran que la reforma no llegará hasta 2018.