Pymes y Emprendedores

A las 'startups' españolas les falta rentabilidad para su venta

  • La mayoría no está preparada para ser comprada por una gran empresa
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Natalia Rivas

Actualmente, son pocos los recursos necesarios para crear una startup. Sin embargo, hacerla viable y rentable es uno de principales retos a los que tienen que hacer frente este tipo de compañías emergentes. El proceso natural de estas organizaciones es conseguir la financiación de un fondo o vender. No obstante, la obsesión con estos aspectos puede derivar en perder el foco del negocio, llevando a sus promotores a centrarse en buscar una buena oferta de compra y olvidarse del propio crecimiento. "Muchos fundadores buscan un pelotazo", cuenta Oliver von Schiller, socio director de la asesoría financiera Ad&Law.

Sin embargo, tal y como explica Von Schiller, "el 99% no está preparada ni para ser comprada por una gran empresa, ni para ser participada por un gran fondo o para salir a bolsa". Una realidad que, en palabras del analista de Self Bank, Felipe López, puede deberse a que la mayoría de rondas de financiación e, incluso, las salidas a bolsa se producen cuando todavía las startups siguen presentando pérdidas. Además, desde Ad&Law afirman que "insistir en encontrar un buen éxito en muchos casos puede llevar a perder el foco adecuado, a trabajar solamente para seguir captando inversión".

No obstante, existen algunos casos de éxito como el de la startup catalana Privalia, fundada en 2006 y dedicada a la venta online de moda que fue comprada por la francesa Vente-Privee por alrededor de 470 millones de euros. Por su parte, el portal de descargas Softonic llevó a cabo la venta del 30% de la compañía al fondo de inversión suizo Partners Groups a cambio de 82,5 millones de euros. Unas cifras que superan la facturación anual de la compañía, situada en 45 millones al año.

Por el lado contrario, también hay "una gran cantidad de emprendedores que están enamorados realmente de su proyecto y enfocados a llevarlo a la realidad, alcanzando el mayor tamaño posible", añade Von Schiller.

Para continuar con el crecimiento, el siguiente paso de muchas de estas compañías emergentes es salir a bolsa, tal y como explica López: "Se trata de la última fase del proceso de desarrollo, tras haber dado entrada a varios fondos de inversión".

En relación a lo anterior, hay dos tipos de salidas a bolsa: la oferta pública de venta (OPV) y la oferta pública de suscripción (OPS). Así, únicamente las OPS dan lugar a ingreso de dinero en la empresa, ya que "buscan ampliar capital para financiar nuevas inversiones y potenciar el negocio", cuenta López. Además, tal y como asegura la directora de la escuela de formación bursátil Trading y Bolsa para Torpes, Francisca Serrano, "ser admitido en el Mercado Continuo es igual a ser una empresa fiable". De este modo, "una salida a bolsa da imagen de marca, aumenta la visibilidad de la compañía, inyecta capital para abordar proyectos y da mucha liquidez", añade Serrano.

Sin embargo, esta forma de financiación también tiene aspectos negativos, puesto que "se pasa a estar regulado y obligado a publicar cuentas trimestralmente, por lo que es importante el ejercicio de transparencia pero, al mismo tiempo, se pueden dar pistas a los competidores sobre la situación y los planes de futuro de la compañía", tal y como asegura López.

Del mismo modo, Von Schiller añade el inconveniente de "tener que batir expectativas, lo que provoca un gran estrés organizativo y no siempre la óptima toma de decisiones". Para tratar de equilibrar los beneficios y los inconvenientes "algunas compañías sólo colocan una parte minoritaria en bolsa", añade Von Schiller. Sin embargo, "en España hay poca tradición de salidas a bolsa de startups, motivo por el cual se creó el Mercado Alternativo Bursátil (MAB)", cuenta López.

A pesar de que la mayoría de las empresas que quiere cotizar en bolsa prefiere directamente ir al mercado continuo, el MAB es una opción más económica, ya que el coste de salir a bolsa se mueve entre 300.000 y 500.000 euros. "Es un mercado diseñado especialmente para compañías de pequeña capitalización, con regulación y costes más adaptados a sus necesidades", afirma Serrano.

Escasa presencia en el MAB

No obstante, y aunque el MAB cuenta con ayudas para cotizar y realiza un esfuerzo importante, "aún estamos a años luz de otros mercados alternativos como el Nasdaq -segunda bolsa de valores de Estados Unidos- o el AIM -submercado de la bolsa de Londres-", afirman desde Ad&Law. En palabras de Von Schiller: "Ninguno de los grandes exits de este país ha pasado por el MAB, como es el caso de Privalia, Idealista o Cabify. Hay un mercado secundario de capital riesgo e inversores que en estos momentos permite esto y muchas compañías actualmente prefieren no ajustarse al corsé que significa cotizar en bolsa".

De igual modo, "países como China o India tienen mayor cultura de inversión bursátil, por lo que se producen muchos más éxitos", cuenta Serrano, quien afirma que "el tamaño de las empresas pequeñas es lo que dificulta su salida a bolsa, además de los trámites de control y los gastos". Por ello, "facilitar la gestión y generar una mayor cultura financiera y bursátil puede ayudar a los emprendedores a que su startup cumpla las condiciones", concluye Serrano.