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Sánchez desempolva el 'no es no'

    Pedro Sánchez, en un mitin de precampaña este domingo. Foto: EFE

    Víctor Arribas

    Son demasiados 'no es no' para el momento actual que viven la política y la sociedad española. En cualquier otro país en el que el velo partidista nublara menos la visión de los líderes, el previsible resultado electoral que nos aguarda el día 28 alumbraría un necesario y conveniente acuerdo entre los dos más votados, los del bipartidismo, sí, con el fin de dar estabilidad a las instituciones y evitar los riesgos de la atomización.

    Ciudadanos aplica un 'no es no' preventivo al PSOE que la mayoría cree se derrumbará tras las elecciones. Y el presidente y candidato socialista vuelve a sacar a relucir su posición inamovible en el rechazo visceral, aunque esta vez no es a alguien con nombres y apellidos, como hizo con Rajoy en 2016, sino al independentismo cuyos votos ha recibido plácido y encantado desde hace casi un año. Esta vez la negativa de las negativas, el NO que no debe tener partes incomprendidas, se dirige a la independencia de Cataluña.

    "No habrá referéndum en Cataluña, no habrá independencia, no habrá quiebra de la Constitución". Con su firme posición, el candidato esconde tras la figura presidencial una serie de realidades que no corresponde decidir a esa responsabilidad que ostenta desde la moción de censura Frankenstein que le aupó al poder.

    Si hay o no referéndum en Cataluña no lo decide un presidente del gobierno sino el pueblo español; si hay independencia de una autonomía no es un capricho de quien ocupa la Moncloa; si se quiebra la Carta Magna no es Sánchez quien lo evitará ni siquiera quien lo sancionará, sino los resortes del Estado de derecho que han frenado la intentona golpista de 2017.

    Serán los tribunales de Justicia, las Fuerzas de Seguridad y si se plantea de forma legal y ordenada, de nuevo el pueblo español quien decidiría si esa independencia se lleva a cabo o se frena como ya ha ocurrido. Sánchez intenta arrogarse competencias que no son de nadie en concreto para poner sobre la mesa de nuevo el eslogan que ha marcado su trayectoria política, que ahora viene bien volver a airear.

    Y así nos plantamos en la semana del inicio de la campaña electoral. A este lado de la balanza del PSOE continúan las operaciones propagandísticas montadas con los fuegos artificiales mediáticos de costumbre, y con una declaración en sede judicial como detonante. El líder de Podemos explota ahora a conveniencia las investigaciones que se realizaron en 2014 y 2015 sobre la procedencia de los fondos con los que se creó su partido político. Con las sospechas que había sobre la mesa, con las evidencias que daban algunas declaraciones fiscales complementarias, cualquier policía patriótica o antipatriótica habría dedicado alguno de sus agentes y sus recursos a aclarar si hubo o no delito en la financiación de esta formación política en ciernes, por la existencia de una ley democrática que prohíbe que los partidos reciban dinero de gobiernos extranjeros.

    Por lo que hoy sabemos, no sólo la policía fue patriótica, sino también organismos del Banco de España y el mismo CNI, igualmente patrióticos, que realizaron pesquisas para determinar si pudo haber irregularidades, como hacen con cualquier sospecha que se cierne sobre cualquier persona física o jurídica. Veremos si la sobreactuación y el victimismo con fines electoralistas logran frenar la caída en picado de Podemos o los españoles dicen no es no a esta enésima operación en bloque a la que asistimos.