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¿Llega una nueva recesión económica?

  • Los Presupuestos "sociales" del Gobierno pueden llevar a la economía al desastre
<i>Foto: Archivo</i>

Eduardo Olier

E l 1 de junio, justo el día en que Pedro Sánchez ganó la moción de censura en el Congreso, el diario El País publicaba un editorial bajo el título Precariedad y fragilidad. El editorialista argumentaba que la política económica del PP desde su llegada al poder en 2011, había resuelto dos problemas: frenar el desempleo y la caída del PIB; pero había creado otro: la precariedad laboral. El editorialista recurría al economista americano Thorstein Veblen, cuyo libro más conocido en español es La teoría de la clase ociosa. Sin embargo, sin citarlo, el editorial hacía referencia a otro: The Theory of Business Enterprise, que Veblen publicó en 1904. Allí se habla del aumento de los salarios como síntoma de que la fase de prosperidad económica está pasando, pues con esto se reduce -según Veblen- "esa base segura de ventaja diferencial de precio en que se apoya cualquier época de prosperidad". Sin embargo, dejando esa duda en el ambiente, el editorial certificaba que la economía española hoy no está preparada para afrontar una nueva crisis, debido a la "desafortunada" política de estabilidad financiera del Gobierno de Rajoy. En especial, por la elevada deuda pública y porque la recuperación no ha traído una mejora en la calidad del empleo, ni en la solvencia de las pymes, ni en los mecanismos de estabilidad financiera del sector público. Todo lo cual, de surgir una "eventual, intensa y sostenida" convulsión en los mercados, la economía española no sería capaz de hacerle frente. De ocurrir, siguiendo al editorialista, se volvería a destruir empleo en forma masiva, correrían enormes riesgos miles de empresas, las rentas se desplomarían y el déficit público volvería a dispararse, con España en la primera fila de damnificados.

Seguro que los responsables económicos del Gobierno de Rajoy no atendieron a las alarmas de El País: estaban en la puerta de salida. Tampoco los nuevos responsables económicos del Gobierno de Sánchez parece que le hayan prestado ningún interés. Pues lo primero que hicieron fue irse a Bruselas y negociar un aumento en el techo de gasto para el período 2018-2021; relajando los objetivos del déficit publico fijados anteriormente, que pasarán, según las nuevas previsiones, al 1,8% en 2019, al 1,1% en 2020 y al 0,4% en 2021. Y con respecto al aumento del techo de gasto, sólo en 2019, estaremos hablando de la "pequeña cantidad" de 125.064 millones de euros, según anunció la ministra de Hacienda. Una espectacular subida para satisfacer las demandas de sus socios populistas, que además precisa de una importante "ingeniería jurídica" para aparcar el papel del Senado. Una Cámara, por cierto, tan democrática como el Congreso de los Diputados aunque a algunos no les guste. Ahí estuvo el secretario de Organización de Podemos, diciendo que la mayoría absoluta del PP en el Senado es "espúrea" (sic). Una mayoría absoluta que para este político puede paralizar lo que para él serán unos presupuestos sociales. Presupuestos "tan sociales" que pueden llevar de nuevo a la economía española a desastres ya pasados. Sin tener en cuenta además que el gasto público "político" siempre lo acaban pagando los ciudadanos: primero con impuestos y luego con pobreza. Basta mirar a la Venezuela que bien conocen en esa formación política como caso verdaderamente extremo.

En los últimos tres años el PIB creció en España por encima del 3%. En 2018 se supone que estará alrededor del 2,7%. Una pequeña indicación de que la senda hacia arriba se frena. Pero esto no es todo: en 2018 hemos comprobado una importante caída en el consumo de los hogares; también en las exportaciones; con menores afiliaciones a la Seguridad Social y menores pernoctaciones hoteleras. Todo con unos precios del petróleo cerca de los 80 dólares el barril de Brent. Un valor que las tensiones geopolíticas de EEUU con Irán y Rusia pueden llevar al alza penalizando aún más nuestras cuentas públicas. Si a esto se añade que la deuda pública española tiende a superar el 100% del PIB; que el coste de las pensiones crece sin medida, y que los problemas políticos de Cataluña afectan, como no puede ser de otra manera, a la economía española, no parece muy aconsejable lanzarse ahora a una expansión del gasto público. Un nuevo escenario que anticipa, si no se cambia el rumbo, una nueva crisis económica, que vendrá más pronto de lo que los nuevos dirigentes imaginan. Hay que volver al poco conocido Veblen y a su libro de 1923, Absentee Ownership, donde aseguraba que "mientras los empresarios tratan de acrecentar razonablemente sus ganancias, los trabajadores organizados reducen permanentemente ese mismo margen al empujar al alza los costes laborales". Ahora quien empuja al alza los costes será el Gobierno con su política económica. Veblen anticipó la crisis de 1929 en sus análisis sobre el ciclo económico. Keynes también habló del gasto público improductivo como causante de las crisis. Quizás, sin darnos cuenta, se está incubando una nueva recesión.