Invertir en Europa sí, ¿en banca también?
Víctor Alvargonzález
En el mes de marzo les recomendé incrementar su posición en bolsa europea, una vez superada, al menos por el momento, la amenaza de los populismos. Era un cambio importante de estrategia, porque si me han seguido en otras ocasiones sabrán que llevo mucho tiempo recomendando dar más peso a la bolsa norteamericana.
El horizonte de las bolsas europeas ha mejorado. Ahora cuentan con la perspectiva de una recuperación económica no inflacionista, de una mejora de los beneficios empresariales (como consecuencia de lo anterior), mucha liquidez inyectada por el BCE y una recién conseguida estabilidad política. El terrorismo irá a más, cierto, pero con el terrorismo se acaba conviviendo, como bien sabemos los españoles, y como ahora van a poder comprobar el resto de países europeos.
El problema es que la idea de que Europa es un buen sitio para invertir en renta variable empieza formar parte de la opinión del consenso. Y es un problema por dos motivos: primero, porque el consenso se equivoca más que acierta. Segundo, porque, a partir de ahora, para aportar valor habrá que afinar. Concretamente en la selección de los sectores que pueden beneficiarse en mayor medida del nuevo escenario europeo. Y muy especialmente detectar cuáles gustarán más a los inversores. Como decía Keynes, el mercado es como un concurso de belleza: no gana la más guapa, sino la que más votos obtiene.
Habrán visto que no hago referencia a la selección de gestores como forma de batir al mercado. El motivo es obvio: el 80%, y a veces incluso más, de los gestores han sido incapaces de batir a sus índices de referencia en los últimos diez y cinco años. Y los últimos doce meses no han sido una excepción. Tratar de generar valor mediante el análisis y selección de fondos o gestores (que es lo mismo) era una buena opción hace años. Hoy en día es como encontrar una aguja en un pajar.
Aportado este importante consejo, analicemos a continuación la cuestión sectorial, que en la bancarizada Europa pasa por hacerse una pregunta fundamental: ¿queremos tener bancos en cartera? (o cuántos deben tener nuestros fondos de inversión). Hace ahora un año les recordaba, también desde estas páginas, mi muy criticada visión de que con los bancos pasaba lo mismo que lo que ocurrió en su día con los astilleros: que necesitaban una profunda reconversión. Entiendo que ahora aquella visión no resulta tan exagerada. Pero, siendo objetivos, hay que reconocer también que tener bancos de la eurozona no ha sido, por el momento, un lastre. De hecho, en un año sube más el índice Eurostoxx de banca que el propio Eurostoxx 50.
Pero esta mirada al pasado puede resultar engañosa. Hace precisamente un año los índices europeos pasaban por uno de sus peores momentos y fue a partir del verano cuando empezaron a remontar. En los primeros compases de una recuperación bursátil lo que más sube es lo que más ha bajado. Y obviamente los bancos eran de los que más habían sufrido durante casi doce meses. Tengo muchas dudas de que en las subidas que pueda haber a partir de ahora se repita el mismo patrón. En mi opinión, el motor de las mismas va a tener que ver más con quiénes sean o se perciban como beneficiarios de la recuperación y, sobre todo, con el cambio de testigo que creo se va a producir del estilo de valor al de crecimiento. De lo que no tengo ninguna duda es de que con los bancos hay que ser cuidadoso. Viendo lo bien que están supervisados no hace falta ser un lince para decir esto, pero por si acaso. No me gusta usar la palabra "selectivo", porque es la que utilizan los (malos) profesionales del sector cuando no se quieren mojar, pero si hacemos abstracción de esta triste realidad, la palabra "selectividad" defiende muy bien la actitud que debemos tener a la hora de incluir bancos en cartera.
Lo ideal sería seleccionar (o que el gestor seleccionara) aquellos bancos inteligentes que van a saber adaptarse al nuevo entorno y quedarse de paso con el pastel de los que no sepan adaptarse. Y no me refiero a comprarlos ni a los que, con la excusa del cambio digital, le pasan cada día más trabajo a sus clientes para ahorrarse coste de personal (y les hacen sufrir colas interminables en las sucursales). No, me refiero a los bancos que sepan utilizar el cambio digital para ofrecer servicios mejores y más baratos, no colas y un servicio on line que te tendrían que pagar ellos por hacer su trabajo. Y no va a hacer falta ser un gran analista para detectarlos. El mejor análisis va a ser conocer las opiniones de los usuarios.